Opinion | 01 Jul La globalización es un fenómeno que no tiene marcha atrás. El mundo está cada vez más interconectado y son más baratas y accesibles las posibilidades de acceder a la información y comunicaciones.
No solo los aparatos de telefonía móvil han bajado considerablemente de precio sino que también es más fácil acceder a los contenidos de Internet e incluso formar parte activa de la gran red de redes.
El último informe del grupo Radar sostiene que el 50% de los hogares uruguayos tiene una computadora y un total de 1.100.000 personas acceden a Internet en todo el país, siendo ya 130.000 los hogares que disponen de conexión ADSL.
Un 53% de los usuarios son menores de 30 años, mientras que el 16% son mayores de 50.
También se destaca el fuerte incremento en el uso de Internet en el Interior, donde el número de hogares con computadora llegó al 44%. Por otro lado, no hubo diferencias significativas en cuanto a géneros. Así, acceder a información y entretenimiento, mirar televisión, escuchar radio, bajar música y videos o comprar en línea tienen uso creciente.
Otro aspecto interesante es que comienza a crecer el número de hogares con más de una computadora, que alcanza al 16%. Los datos indican que en el 61% de los hogares hay al menos un usuario de Internet y en el 22% hay tres o más internautas.
Estos números se verán notoriamente aumentados cuando el Plan Ceibal alcance a todo el país, facilitando el uso activo de la web por todos los niños que concurren a escuelas públicas.
Las cifras convierten a nuestro país en uno de los que tienen mejor cobertura digital de Latinoamérica e implican un uso activo de las nuevas tecnologías. Sin embargo, la gran pregunta es qué hacen los uruguayos en la web. En este sentido, la encuesta referida indica que en primer lugar lo que hacemos es enviar y recibir correo electrónico, y en segundo lugar, buscar información.
Como en todos los casos, la existencia de la tecnología y el acceso masivo a ella es un aspecto importante, pero no siempre sustancial. El gran desafío es usarla productivamente para que contribuya a mejorar nuestra calidad de vida, genere oportunidades de capacitación, trabajo e inversión. Y eso no se puede lograr con un uso pasivo, sino a través del desarrollo de capacidades para que en los distintos sectores de la actividad podamos aprovechar y a nuestro favor la revolución tecnológica que representa Internet.