Locales | 03 Jul Junto al camino a Casa Blanca se hará una zona parquizada, con «unas tres hileras de árboles, tal vez una de eucaliptos, y dos más bajas, que puede ser crategus como el que hay en la entrada oficial», dijo Jorge Medina. La idea tiene una triple utilidad: será una barrera para el viento, contendrá la circulación de bolsas o papel y no se verá el galpón desde el camino. En el lugar, la gestión será responsabilidad de los hurgadores, y no habrá funcionarios municipales afectados a esa área, excepto los maquinistas o choferes.
Los hurgadores, con quienes «se viene trabajando desde hace varios meses», ya tienen un reglamento de trabajo, donde se estipulan los horarios, la cantidad mínima de días que hay que trabajar -en condiciones normales- y el relacionamiento interno. Así lo explicó a EL TELEGRAFO la asistente social Ximena Nin, agregando que «ellos mismos hicieron el reglamento interno, en coordinación con la Intendencia».
Ese reglamento incluye un mínimo de días que deben ser «trabajados» para mantenerse dentro de la lista de los 33, salvo razones de fuerza mayor, como enfermedad o estar haciendo una «changa», un trabajo eventual.
Si bien no hay lista de suplentes o de espera, en caso de haber interesados en trabajar en la selección de residuos, el candidato debe ser aceptado por la Intendencia y el grupo de hurgadores en asamblea.
De esta manera, por un lado «se restringen los permisos de ingreso, y aunque pueda haber gente que se cuele para ir al lugar del relleno, no va a encontrar mucho para reciclar, por lo que la decantación de quienes entran sin permiso va a ser natural».
Un dato interesante es que de los recicladores que «trabajan» en el vertedero municipal, casi ninguno integra alguno de los planes de apoyo del Ministerio de Desarrollo Social, Mides. La razón es que con este trabajo, si bien informal, los hurgadores tienen ingresos de entre 200 y 300 pesos diarios, y algunos más. Eso también lleva a que prefieran trabajar en esta actividad y no en una tarea rentada, donde los jornales son bajos y los horarios de trabajo más extensos.
No obstante, la Intendencia dispondrá la instalación de una balanza en el predio, a efectos que puedan tener un mayor control sobre el peso de la mercadería que entregan a los intermediarios, actuando como «testigo».