Opinion | 05 Jul Los montevideanos no las tienen todas consigo, cuando un día sí y otro también se ven enfrentados a medidas de fuerza del funcionariado municipal nucleado en Adeom, que sigue reclamando al gobierno de Ricardo Ehrlich el pago de la deuda que mantiene la comuna por concepto de reajustes salariales no otorgados por el gobierno anterior, encabezado por Mariano Arana.
Y si bien las medidas de fuerza siempre son odiosas, porque van en perjuicio de la población, y el sindicato ha dado muestras de intransigencia, la realidad indica que los funcionarios están reclamando algo que realmente les pertenece, porque los convenios se hacen para cumplirlos.
Ocurre que la Intendencia de Mariano Arana fue en extremo generosa con los dineros de los montevideanos, al suscribir un acuerdo salarial con Adeom que contemplaba reajustes salariales muy amplios, sin establecer ninguna condición sobre la disponibilidad de dinero del municipio. Ergo, cuando llegó la crisis, el municipio capitalino se encontró sin recursos para cumplir con el reajuste, y debía optar entre seguir prestando servicios y funcionando o pagar todo lo que le correspondía a sus empleados. El diferendo dio lugar a un reclamo ante la Justicia, la que dio la razón al gremio, y Ehrlich reconoció la deuda incluso para los funcionarios que no habían recurrido. Por supuesto, quienes pagan este entuerto son los contribuyentes capitalinos, que no deberían quejarse porque el gobierno que votaron es en extremo generoso con su dinero, por supuesto.
Pero aquí, como en ningún caso, el actual ejecutivo municipal, como hiciera el gobierno nacional, debería hacer mención a que sufre las consecuencias de la «herencia maldita» dejada por su antecesor. ¿O el legado es nefasto solo cuando se lo dejan otros partidos?