Locales | 11 Jul Ruben Darío Bitancourt (51) es productor de la zona de Santa Kilda y está dedicado a la agricultura desde hace unos 27 años. Convencido de que el lugar donde vive está pasando por un buen momento, no reclama por las cosas que faltan sino que rescata las cosas que hay. Oriundo de Salto, afirma que vino en busca de tierras, porque su padre tenía un campo chico y ya no les daba la superficie para trabajar.
A través del Instituto Nacional de Colonización encontró un sitio en el que se mantiene más que ocupado. «La realidad de hoy es muy distinta a la de cuando uno era chico».
«De grande estás obligado a enfrentar la vida de otra manera. Quizás antes, de pequeño y producto de la propia inocencia, no te dabas cuenta de los compromisos, porque uno de niño no tiene responsabilidades. Hoy, ya con unos cuantos años encima, hay que encarar el trabajo con dedicación y sacrificio para enfrentar la vida todos los días. Tengo muy poco estudio y el campo siempre me gustó, por esa razón no me he apartado de por aquí», agregó.
Casado y padre de cuatro hijos, solo la menor, de 9 años, vive con ellos en el campo. No titubeó en afirmar que es un agradecido con el gobierno municipal actual. «Por medio de esta gente se han conseguido cosas importantes para la escuela. Además, hay otras aspiraciones para la zona —como el arreglo de caminos— y a través del vínculo que los vecinos tenemos con la Junta Local de Quebracho, se han concretado solicitudes que es bueno destacar. Se podría decir que hay una muy buena relación», señaló Bitancourt.
No le inquietan los llamados monocultivos y es contundente al afirmar que «la zona en donde vivimos ha ido mejorando. Por lo menos hay otro panorama y otra realidad. Es verdad que la gente del campo sigue emigrando hacia las ciudades, pero es por muchos motivos. En mi caso, si yo me voy a la ciudad sin estudios no soy nadie, por eso es que queremos que nuestro entorno mejore y creo que se va por buen camino».
Al final de la charla reflexionó sobre los grandes capitales que operan en la zona y muy brevemente sostuvo: «la realidad marca que las multinacionales ya están, son una realidad que hay que compartirla, porque no queda otra, aunque lo que se precisa es tierra. De todos modos el que quiere trabajar necesita tierra. La realidad es de cada uno».