Paysandú, Lunes 14 de Julio de 2008
Locales | 13 Jul (Por Enrique Julio Sanchez, desde Estados Unidos). El viernes pasado, en las principales ciudades de Estados Unidos, miles de ávidos consumidores «sitiaron» las tiendas de venta de teléfonos celulares, a la espera del lanzamiento del nuevo «mejor teléfono del mundo», la segunda versión del iPhone —la 3G—, creado por Apple y solamente disponible para clientes de AT&T. Cuesta 200 dólares para los clientes que ya tienen el iPhone «viejo», el 2.5G, o casi 600 para los nuevos clientes. Además, comparado con la otra versión, el servicio costará 160 dólares más por año.
Como ocurre con varios otros teléfonos celulares, y gracias a la notable expansión de la conexión inalámbrica a Internet, los usuarios cuentan con una verdadera computadora en sus manos, capaz no solamente de hacer llamadas telefónicas y enviar textos e imágenes, sino de conectarse a Internet, administrar su correo electrónico y mucho más.
No obstante, más allá de la expectativa y de aquellos que tienen tiempo y dinero suficiente para hacer fila durante un día o al menos unas cuantas horas antes de que abrieran las tiendas, lo cierto es que en algunos aspectos el iPhone parece anticuado.
Por ejemplo, cuando están ingresando al mercado teléfonos con cámaras fotográficas de 8 megapixeles de resolución, el iPhone solamente tiene 2. Por otra parte, la batería no es recargable (lo mismo ocurre con las más recientes laptops de Apple), así que si tiene problemas hay que desechar el teléfono. No puede enviar ni recibir MMS, es decir mensajes con imágenes. Es cierto que realmente no lo necesita para enviar, porque tiene un completo correo electrónico, pero también es cierto que no se pueden ver los MMS de otras personas que tengan otros servicios telefónicos. Peor todavía, la memoria es de solamente 8 o 16 giga bytes, cuando en el mercado los teléfonos con 32 giga bites son comunes y corrientes.
Y lo último: no tiene incluido en la tarifa corriente televisión en vivo. Por el contrario, cada bajada de televisión se cobra 1.99 dólares.
Pero mientras algunos tienen como principal preocupación comprar el último iPhone, la situación general sigue poco a poco complicándose a partir de la suba del combustible. El gasoil ya ronda los 5 dólares, y eso implica constantes y silenciosos aumentos en muy diversos productos, especialmente en supermercados.
En tanto, para los inmigrantes, la situación sigue siendo compleja. Trabajo no falta, eso es cierto, pero de nuevo, el pago es menor en el caso de inmigrantes, especialmente indocumentados.
Por otro lado, a nivel nacional, en lo que va del año, las deportaciones aumentaron de 210.000 el año pasado a 234.000, aunque las autoridades sostienen que se trata en su mayoría de personas con antecedentes penales o que han cometido actos delictivos en Estados Unidos.
Y Barack Obama agitó las aguas en la campaña política hacia la Casa Blanca, al indicar en Georgia que en vez de preocuparse por establecer una ley que determine como idioma oficial al inglés (lo que impediría que muchos documentos del gobierno sean traducidos a otros idiomas, como ocurre actualmente), los gringos deben considerar como de primera importancia que sus hijos aprendan español.
Sus comentarios provocaron diversas reacciones y los republicanos aprovecharon para utilizarlo de blanco móvil, pero en realidad, lo que ha expresado es una enorme verdad: en Estados Unidos poco a poco se impone la necesidad de ser bilingüe.
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