Paysandú, Lunes 21 de Julio de 2008
Locales | 15 Jul Nuestra entrega de esta semana no hará referencia a temas específicos, sino más bien generales, de esos que siempre resulta bueno repasar cuando tenemos algún tiempo libre. En mi caso personal, la lectura del fin de semana resultó una buena oportunidad de enterarme que la elección de Miss Universo 2008 se haría en Vietnam. Ese evento, que puede parecer frívolo o menor para algunos, nos abre las puertas (o nos da una excusa) para reflexiones con otro contenido. Resulta innecesario recordar a nuestros lectores la trascendencia que tuvo la guerra de Vietnam, no solo para ese país y el resto de las naciones asiáticas, sino también para Estados Unidos, todo dentro de la Guerra Fría que marcó el mapa político e ideológico del mundo durante varias décadas. De acuerdo con la información más difundida, durante ese enfrentamiento bélico murieron millones de vietnamitas y existen otros tantos millones de personas que sufren hasta el día de hoy secuelas de diversos tipos. Varios cientos de miles de estadounidenses también perdieron la vida y en ambos países existen dolorosos recuerdos de una guerra que, como todas las guerras, nunca debió haber tenido lugar.
Vietnam se abre al mundo
La gran lección que Vietnam le da al mundo en la actualidad es la de mirar hacia el futuro con dignidad y decisión, buscando relaciones comerciales con diversos países. La prueba más elocuente la dio cuando el país firmó, en diciembre de 2001, un tratado de libre comercio con Estados Unidos, con el cual había estado enfrentado en una de las guerras más emblemáticas del siglo XX, asumiendo así su decisión de abrirse al mundo y crecer. Desde el punto de vista político, y de acuerdo con información suministrada por la embajada vietnamita en Madrid, ese país «es una República Democrática, guiada por el Partido Comunista de Vietnam, el cual con sus programas políticos y su consecuente protagonismo y acción en la historia nacional durante más de siete décadas pasadas ha demostrado ser el genuino representante de los intereses de la nación, tanto en la etapa de liberación nacional como en la actual etapa de construcción y desarrollo del país».
El comercio
no es una ópera
Como lo establece en su página web la embajada antes mencionada, «el sistema legal de Vietnam respeta la libertad de negocios, incluyendo la libertad de escoger contrapartes; la libertad de decidir la forma y el contenido de los contratos, así como de enmendar, complementar o terminar contratos».
Durante su visita a Vietnam en noviembre de 2007 y en ocasión de su discurso oficial ante las autoridades de ese país, el presidente Tabaré Vazquez destacó la actitud de Vietnam, para lo cual realizó «una mención especial al aspecto comercial y dentro de él a dos ítems. Uno, en la reunión mantenida con el señor presidente de la República y autoridades del gobierno vietnamita, conversamos sobre la experiencia de ese país en materia de tratados comerciales, y en especial el acuerdo de comercio bilateral con Estados Unidos. Una experiencia y, para nosotros, una lección. Para nosotros, y no solamente para nosotros, interesantísima por su capacidad de abarcar pasado, presente, futuro, principios y pragmatismo».
A esta altura resulta claro que el título que hemos elegido para nuestra entrega de hoy («Buen día, Saigón») no hace referencia a la elección de Miss Universo, ni a la obra musical de Claude-Michel Schönberg y Alain Boublil, titulada Miss Saigon, cuyo estreno tuvo lugar en Londres el 20 de setiembre de 1989, y que fue inspirada por la ópera Madame Butterfly, escrita por el genial Giacomo Puccini, sino que apunta a rescatar la valentía de ese país para avanzar hacia el futuro con firmeza y sin complejos, transitando por caminos antes impensados, pero sin dejar de lado los objetivos que lo han distinguido y distinguen como nación. Y que lo han hecho merecedor del respeto internacional.
Un viejo proverbio vietnamita dice que «ni el tiempo ni la marea esperan por nadie». En 2006, a varios miles de kilómetros de Vietnam, el presidente Vázquez dijo con otras palabras, pero con la misma claridad meridiana, que «la historia no retrocede, no se detiene y tampoco se repite... el tren, algunas veces, pasa una sola vez». Dos reflexiones formuladas con un mismo sentido y que le siguen planteando al Uruguay la disyuntiva entre subirse al tren o quedarse al costado de la vía. Y, si bien de esa misma vía van a participar privados de acuerdo con los planes de asociación que tiene AFE, no cabe duda que siempre es mejor estar en el tren.
Dr. Rodrigo Deleón
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