Paysandú, Lunes 21 de Julio de 2008

SCHNEIDER DEFIENDE LA CARNE La tierra es menos ganadera, más agrícola y extranjerizada

Locales | 16 Jul Preocupado por el destino que se le da a las tierras uruguayas —cambiando la historia ganadera por un presente agrícola y «sojero»—, y que la propiedad ya no sea de uruguayos, el industrial Eugenio Schneider anuncia que el precio de la carne seguirá en alza, aunque «viene atrasado». También cree que Brasil es un gran cliente potencial, reconociendo que maneja buena parte de la economía agrícola ganadera del país.
La preocupación del empresario pasa porque «si todos los meses la gente va largando los vacunos para hacer soja o arroz o arrendar el campo, y se queda en su casa viviendo de una renta, ese productor a la larga es negativo para el país, porque no se producen novillos. Y el que viene de afuera no viene a producir novillos, viene a producir soja». Aclaró que «no estoy contra la soja», pero el precio del vacuno vino atrasado en cuanto a la renta del campo, la lechería también tiene problemas, a pesar que tiene buenos precios».
Sin embargo, entiende que «en lugar de tener ganado, que también come los domingos, se puede empantanar o hay que darle agua —según el sistema de producción—, lo roban o se escapa, a la soja la planto y después voy en oportunidades determinadas a ver si está todo bien, fumigo y después cosecho».
NO SOMOS DUEÑOS
«Uruguay tiene que asumir que, como país económicamente chico, es influenciable», afirmó el empresario frigorífico. «Vienen 42 argentinos con plata y mueve toda la agricultura del Uruguay, y cambian los precios relativos de la tierra y de la renta».
Recordó que «cuando estaba en San Ramón, pagábamos por un muy buen suelo entre 20 y 30 dólares la hectárea por año. Eso mismo ahora cuesta entre 200 y 300 dólares. ¿Quién hizo mover todo eso? Básicamente, los argentinos huyendo de Kirchner».
Sin embargo, cree que «eso no pasa con Brasil, aunque sí brasileros van a Argentina, o americanos como Soros, que planta 300.000 hectáreas en la Argentina, o Benetton. Pero eso es anec- dótico, Argentina sigue siendo de los argentinos y Brasil de los brasileños. Pero nosotros ya no somos los dueños de la tierra ni de los sistemas de producción, lo dejamos de ser hace tiempo. Y menos dueños somos del mercado: el arroz lo maneja Brasil, que compró Saman; la industria frigorífica, un 35% es de brasileros, y también Petrobras».
A juicio del industrial «lo que han hecho los brasileros acá es porque lo encontraron barato. Parecemos buena gente, el gobierno parece prolijo y nadie hace las cosas. Entonces vienen de afuera para hacerlo. Los neocelandeses también están acá con 30.000 hectáreas. Consiguieron 200 millones de dólares de su pueblo, no del Estado ni de los bancos, sino de accionistas, y compraron esas hectáreas para enseñarnos a hacer lechería. Les va mal porque las estadísticas decían que llovían 1.200 milímetros al año, y en muchos campos llovieron 300. Pero lo compensarán con riego y ración».
Para Schneider, «antes se podía tener en un campo de 300 dólares la hectárea, una vaca de 200 dólares. Pero ahora ese mismo campo vale 1.500 y la vaca vale 600. Entonces uno dice que no puede jugarse solamente a la lluvia y al campo natural, tiene que tener algo más para defender su renta. Y para ello necesita heno o algún cultivo para guardar o algún verdeo. Los ganaderos a la antigua, que aún los hay, no van a poder resistir la presión sobre sus campos. No es un problema de que no lo puedan hacer, pero todos los días su señora o sus hijos, los asesores o el contador, van a decirle que para esa producción, venda el campo y ponga la plata en otra cosa. Y aunque parezca mentira, hay gente que no vende porque no tiene qué hacer con la plata. Porque tampoco hay tantas opciones para la plata, sobre todo si no tiene conocimientos financieros. Tiene que entregarla a alguien para comprar acciones o bonos, pero es un juego permanente que todos sabemos cómo puede terminar. Y entonces se mantiene, la tierra la tiene».
BAJA EN EUROPA,
SUBE EN BRASIL
«El uso del suelo no está premiando todavía a la ganadería, y eso está pasando en forma extremada en Europa», dijo Schneider trazando un paralelismo. A su criterio, hay «convulsión en el sector ganadero europeo. He hablado con productores que me lo han contado. Ellos tienen una baja en el precio del ganado, los insumos han subido terriblemente y ellos dicen que tienen el gas oil a 70 centavos de euro, acá sale un euro».
Tomando materiales informativos, dice que en España los productores entienden que «hay una situación de quiebra generalizada y acusan a los responsables políticos de desconocer el sector. Los ganaderos se quejan de los robos en el campo, el pésimo estado de los caminos rurales, las magras indemnizaciones ante desastres climáticos, la conducta abusiva de las industrias elaboradoras de pienso y alimentos y los crecientes precios al público que cobran los supermercados mientras los precios del productor se derrumban a los peores niveles en 20 años. Esto es en Europa».
Schneider aclaró que «traje este tema porque siempre vimos a Brasil como el lugar de la carne más barata del mundo, y ahora vemos que en Europa está bajando, cuando nosotros apetecemos la Unión Europea por los precios de la cuota Hilton, con el lomo a 30 dólares».
TERREMOTO DE PRECIOS
El industrial afirmó que «todos los precios relativos están cambiando, y es un terremoto lógico de los precios relativos. Como lo que pasó con el precio del arroz, donde nadie creía en él, porque no competía con la soja ni el trigo. Y de repente pegó la suba mayor. Esto quiere decir que no todo sube al mismo tiempo ni al mismo ritmo. Y la ganadería, por tratarse de un negocio muy fragmentado, porque hay muchos productores, pueden retener el ganado y esperar el momento. Con el ganado, el proceso ha sido más lento. Y en Uruguay se unió a un problema de sequía, que hubo varias en los últimos años», que si bien no fueron muy graves, afirmó que «fue un problema constante y obligó a muchos productores a no reponer ganado».
De acuerdo a esto, Schneider dijo que «un ternero debería salir un 40% más que un novillo gordo, y vale menos. Eso es porque pasto no hay, y menos de calidad. O tiene todo organizado y le da ración o heno o no tiene nada. Algunos están vendiendo el ganado gordo y poniendo un ternero, porque come tres veces menos, pero aún así la demanda por terneros en mucho más baja que la oferta».
Según el empresario, si él fuera aún productor, consideraría que «el ternero todavía está barato, y apuesto cualquier plata que un ternero va a valer un dólar más por kilo en tres o cuatro meses, llegará a 2,30 dólares». «El precio que se paga hoy por el ganado gordo, es el mínimo que se pagará por los próximos años, es el piso nuevo: 3,10 o 3,20 dólares».
LAS SEÑALES DEL MERCADO
Sin embargo, dijo que «hay que atender las señales del mercado. Y son muy claras en cuanto a que la carne vacuna va a tener un valor alto no solo en la primavera, sino por períodos muy largos. Porque este golpe a la ganadería es feroz. Pero el cono sur (americano) va a ser un vigoroso productor de carne vacuna. No pensemos que esto es un ciclo. Y la inflación del precio de la carne, es porque «el consumo en los últimos meses subió. La gente compra carne. Recién ahora se empieza a notar una merma. Y la carne, durante los últimos meses, estuvo barata, porque la gente aumentó su consumo de carne». El precio de la carne subió un 18 por ciento en el último mes. Schneider entiende que «para que se multiplique el uso de la tierra y mantener nuestra habilidad de criadores, mantener la producción, tenemos que admitir que la carne valga el precio internacional».


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