Paysandú, Lunes 21 de Julio de 2008
Opinion | 21 Jul La ministra del Interior, Daisy Tourné, se manifiesta escéptica respecto a una encuesta de la consultora de opinión pública Factum, que indica que el 75% de los uruguayos afirma que la seguridad pública está «mal», y considera que si la cosa fuera realmente así, se trataría simplemente de una percepción, porque la prensa se encarga de presentar la situación como más grave de lo que es.
La secretaria de Estado en mayor o menor medida está ratificando la tesitura de que estamos ante una «sensación térmica» que expresa la ciudadanía, «engañada» por los medios de prensa que hacen hincapié en robos, hechos de sangre y otros delitos, en vez de informar sobre tantas cosas buenas que ocurren en el país.
Esta «sensación térmica» ha sido recurrentemente esgrimida por el Poder Ejecutivo, y sobre todo por el antecesor de Tourné, José Díaz, quien fue el gestor del concepto de que los delincuentes que agreden a la población son en realidad las víctimas de un sistema que los ha marginado, y que por lo tanto lo que hacen es pagarle a la sociedad en la misma moneda, con sus incursiones delictivas.
No tuvo mejor idea, entonces, que promover la liberación masiva de reclusos y establecer mecanismos que han permitido que delincuentes consumados y que jamás dieron algún posible indicio de redención, salieran a la calle para reincidir en el delito, porque el ministro lo consideró preferible a que estuvieran sin espacio en las cárceles.
La ministra heredó por lo tanto este escenario negativo, pero más allá de algunos aspectos puntuales al tomar contacto con la realidad de su ministerio, todavía sigue sin reconocer cual es el real estado de ánimo de los uruguayos, porque seguramente está afectada del «síndrome del gobernante», en torno al cual se crea un microclima de «colaboradores» que filtran a su paladar lo que expresa la opinión pública, para no generar complicaciones y pretender que todo marcha sobre ruedas.
Pues muy a su pesar, en seguridad la cosa va de mal en peor y sería buena cosa que así se lo indiquen a la ministra, para que no siga «sorprendiéndose» con encuestas y siga buscándole cinco patas al gato, culpando al mensajero —en este caso a la prensa— para no asumir la realidad.
Y seguramente nunca como en este caso la encuesta ha estado tan acertada, al reafirmar lo que se siente a diario: tres de cada cuatro uruguayos considera que la seguridad pública está funcionando mal, lo que representa además la peor percepción de inseguridad de los cuatro últimos gobiernos.
La consultora que conduce Oscar Bottinelli señala que solo uno de cada veinte uruguayos considera que la seguridad «está bien», uno de cada cinco «más o menos» y tres de cada cuatro «mal», y que bajo el gobierno del Frente Amplio los uruguayos tienen la peor percepción sobre seguridad pública.
Los números indican que con el actual gobierno el 5% de la población sostiene que la seguridad está «bien» y el 75% «mal», mientras que durante la administración del presidente Luis Alberto Lacalle las cifras eran respectivamente de 22 y 39 por ciento, por citar el otro extremo.
Si bien la ministra heredó un ministerio mal planteado, sigue aferrada a criterios ideológicos, con una evaluación muy subjetiva y apostando a que si bien la sensación térmica presentada por la prensa puede mostrar una cosa, se está trabajando en respuestas de carácter social que con el tiempo van a ser determinantes para abatir los índices delictivos y la percepción de la gente.
Pues los datos y las tendencias desmienten esta expectativa, desde que uno de los problemas más graves que tiene el país, si no el mayor, en materia de inseguridad, es la actuación de menores infractores que se saben impunes, que delinquen —perdón, cometen una infracción— a plena luz del día, no reconocen la autoridad de nadie y se burlan de la población, de la Policía y de la Justicia, y vuelven a las andadas a minutos de que el juez los ponga en libertad y los entregue a sus «responsables».
Y como botón de muestra, basta recordar cuando a instancias de la visita del ministro de Vivienda, Ing. Carlos Colacce, el delincuente menor de edad apodado «El Monito» robó 700 dólares desde uno de los automóviles de su comitiva, a sólo 24 horas de haber sido aprehendido por la Policía tras haber robado en un ómnibus.
El Estado falla no solo en las respuestas para reencauzarlos, sino que ni siquiera cumple con el deber de mantenerlos recluidos en lugares de recuperación de los que no se fuguen a las pocas horas, en tanto tampoco le va mejor con los delincuentes que han cumplido la mayoría de edad, cuando se pone énfasis en proteger solo sus derechos, aún si ello se hace en desmedro de los del ciudadano común, que se va encerrando en su hogar y sale cada vez menos para no exponerse.
Según Bottinelli, «este gobierno podrá estar haciendo las cosas bien o mal en materia de seguridad pública.
Lo cierto es que la opinión pública siente con absoluta claridad y firmeza que la seguridad pública está mal». Y mal que le pese a la ministra, la culpa no es de la prensa.
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