Paysandú, Lunes 21 de Julio de 2008
Deportes | 14 Jul PEÑAROL 2 NACIONAL 0
Escenario: Estadio Centenario. Público: 55 mil personas. Arbitros: Roberto Silvera, Pablo Fandiño y William Casavieja.
Peñarol: Biglianti; Aguirregaray (84’ Manrique), Alcoba, Darío Rodríguez, Arias; Pérez, Bajter; Pacheco, Olivera (88’ Nasa); Estoyanoff y Bueno (90’ Franco). DT: Mario Saralegui.
Nacional: Viera; Romero, Victorino, Barone, Filgueira; Cardaccio (55’ Lodeiro), Oscar Morales, Arismendi; Ligüera (71’ Blanco); Richard Morales y Vera. DT: Gerardo Pelusso.
Goles: 8’ Bueno, 70’ Pacheco (de penal).
Expulsado: 76’ Richard Morales.
Nacional había pregonado que este clásico por la cuarta fecha de la Liguilla sería muy diferente al del Clausura, cuando los tricolores llegaron cansados por el trajín en la Libertadores y el alma dolida tras la eliminación copera.
La intención era hacer valer la delantera más goleadora en este último torneo de la temporada, el liderazgo y la posibilidad de volver a dejar afuera de una clasificación a la Libertadores al tradicional rival. Pero la realidad le volvió a pegar duro a un Nacional que sufrió a los largo de todo el partido de la misma manera que lo hizo en el Clausura, más allá de que en esta ocasión perdió por 2 a 0.
Pero hay que recalcar que fue injusto. Ese 2 a 0 final no reflejó en lo más mínimo lo sucedido a lo largo del partido. Porque Ligüera, a los 39’ de la primera etapa, estuvo a punto de derrotar a Biglianti en la primera jugada bien hilvanada por Nacional. Y porque a los 20’ del segundo tiempo el golero carbonero pudo quedarse con el remate de Vera.
Fue injusto porque los tricolores se quedaron simplemente en eso. Fue demasiado injusto para un Peñarol que fue tan superior que pudo y debió haber festejado una histórica goleada de no haber sido porque a Nacional se le ocurrió tener a Viera como arquero, y que justo a Viera se le dio por estar más despierto que nunca para atajar absolutamente todo lo que le pasó cerca.
Los carboneros dejaron en claro haberle tomado los puntos a un equipo de Nacional que perdió a lo largo de todo el partido y en todos los aspectos. Porque fue una lágrima táctica ante un Peñarol aplicado y con el libreto bien aprendido. Fue un colador a la hora de aguantar el juego en la mitad de la cancha frente a un equipo carbonero que salvó con nota el hecho de no haber tenido a Alvarez, su gran referente a la hora de marcar. Nacional fue inoperante en los pocos instantes en los que pudo haber hecho algo con el balón en los pies, y terminó sometiendo a pelotazos a los delanteros.
Y Peñarol lo aprovechó todo. Mario Saralegui pegó otra vez en el clavo a la hora de imaginarse cómo sería el clásico, incluyendo las enormes falencias de un rival que careció de ideas y luego de cordura dentro del terreno. Porque el golpe que le dio Bueno a Nacional cuando iban 8’ comenzó a liquidar las cosas.
Es que el tricolor perdió totalmente el rumbo y el carbonero dominó a placer, llegando una y otra vez sobre una última línea que dio todo tipo de ventajas, que jugó condicionada por las tarjetas que llegaron rápidamente y que solo tuvo la ayuda de Viera, que salvaba la plata quedándose con todo lo que le tiraban una y otra vez.
Nacional perdió de tal manera la cabeza que tras el gol de Pacheco, de penal a los 70’, terminó de desdibujarse al punto de que Richard Morales fue expulsado y en un gesto incomprensible revoleó su camiseta a los hinchas de Peñarol.
El carbonero festejó siendo superior más allá de no reflejar en el marcador lo que sucedió en el terreno. Demostró que la presión a la hora de enfrentar a Nacional le sienta como anillo al dedo, y que no se resigna a estar fuera de carrera por el título. Por eso, más allá de que el resultado fue injusto, a Peñarol de poco le importó. STB
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