Locales | 20 Jul LOS 52 ORIENTALES
Días pasados se produjo un nuevo hecho histórico en esta bendita República.
Es que en el Parlamento nacional 52 diputados oficialistas votaron sin titubear y haciendo caso omiso a los reclamos sindicales y de la oposición, la última Rendición de Cuentas de este gobierno. Era la última esperanza para muchas organizaciones sindicales, la gran mayoría de cuyos integrantes apostaron a este gobierno que prometía cambios profundos en el país.
¿Se pensaron que por ganar el gobierno de izquierda iban a decirle que sí a todo lo que propusieran? No. Claro que no fue así.
Pero ocurrió lo mismo que en la campaña electoral, fueron promesas vagas, que no han podido cumplir, porque es muy fácil gritar en la pulpería y callar en la comisaría.
Grueso error. Porque desde que comenzó a gobernar la izquierda, el PIT - CNT ha querido manejar las riendas, pero se encontraron con una fuerte resistencia, y cuando han parado han salido a decir que el paro no es contra el gobierno.
Qué le van a hablar al trabajador uruguayo de la inflación o de que la balanza comercial con tal país favorece las exportaciones, si cuando va al almacén del barrio, al supermercado o a la carnicería no le alcanza para satisfacer sus necesidades básicas y la de sus semejantes.
Pero el verso, la frase que venimos arrastrando de que es culpa de la herencia maldita, ya fue. Eso no se lo creen ni ellos mismos, pero insisten.
Con sus brazos bien en lo alto, como si estuviesen enyesados, imposibilitaron que los uruguayos en su conjunto pudieran en este tiempo que le queda al conglomerado de izquierda, poder ganar un poco más.
Quisieron justificar por ejemplo con los policías, lo injustificable. El policía, ese que todos defienden, pero a la hora de legislar bien, miran para un costado y le refriegan por las narices lo poco que le aumentaron.
Alguien dijo: «No podemos evitar las pasiones, pero sí vencerlas».
Y estos 52 legisladores oficialistas pusieron de manifiesto sus pasiones partidarias y relegaron las del uruguayo todo de poder vivir un poco mejor.
Decía Domicio Ulpiano, jurista romano que fue expulsado de Roma en el año 220 por el emperador Heliogábalo: «Honeste vivere, alterum non ladere cuique suum tribuere» (Vivir honestamente, no dañar a otros y dar a cada uno lo suyo).
Es obvio que los 52 orientales —legisladores oficialistas— no pensaron en ello, no pensaron en el uruguayo; pensaron en su partido votando por orden y no por convicción y valores.
Tenemos un ejemplo reciente en la Argentina, donde el vicepresidente Cobos dijo: «Mi voto no es positivo, mi voto es en contra», rechazándose de esta manera en el Senado de la nación las retenciones. Votó con convicción, pensando en el pueblo y no en mantener un ideal y en mantener la calma en la hermana República.
Los uruguayos nos estamos entrando a gastar y cansar de este gobierno que ha descuidado a la gran mayoría de los trabajadores. 21.000 uruguayos se han ido ya en lo que va del año del país y no han retornado. ¿Por qué será?
Ruben Castelli