Locales | 22 Jul Ante la comunicación del ministro brasileño, Andrés Lamas respondió:
«Legación de la República Oriental del Uruguay. Río de Janeiro, noviembre 28 de 1866. Con la Nota que su excelencia el señor Consejero Antonio Coelho de Sá e Alburquerque Ministro Secretario de Estado para los Negocios Extranjeros se sirvió dirigirme con fecha del día de ayer, acabo de tener la honra de recibir la Bandera Nacional de mi país enviada a esta Corte por el Vizconde Tamandaré y presentada a S.M. el Emperador como un trofeo del Brasil».
«Recibiendo esa Bandera en los términos en que la reclamé por mi Nota de 24 de octubre, me complazco en poder manifestar a Su Excelencia el Señor de Sá e Alburquerque que ese acto de reparación, será debidamente apreciado por el Pueblo y por el Gobierno de la República».
«Con este grato motivo reitero a Su Excelencia el Señor de Sá e Alburquerque, las seguridades de mi muy alta consideración».
«(Firmado) Diego Lamas».
«A su Excelencia el señor Consejero Antonio Coelho de Sá e Alburquerque».
Relata Pedro Lamas que un representante de la cancillería imperial se presentó en la Legación una mañana a las 10, trayendo la bandera de la torre de la iglesia de Paysandú dentro de una pequeña bolsa de terciopelo azul, forrada de raso blanco.
Faltaba, sin embargo, la obligatoria nota de remisión, circunstancia que observó el Dr. Lamas reclamándosela a Azambuja. Sostiene que por la tarde llegó la nota.
Dice después que su padre comunicó al General Flores lo ocurrido y le pidió órdenes respecto al destino de la bandera que había conseguido rescatar. «Consérvela Ud. como recuerdo del acto patriótico que acaba de practicar».
La reliquia sanducera así como numerosos objetos y documentos históricos que Andrés Lamas coleccionaba, permanecieron en su poder en su residencia de Buenos Aires hasta su fallecimiento en 1891.