Paysandú, Viernes 25 de Julio de 2008
Opinion | 24 Jul Puede parecer una paradoja, a primera vista, que en un mundo en el que se apunta a lo descartable, en el caso de la energía se ponga acento en obtenerla a partir de materia prima renovable, en parte por motivos medioambientales pero fundamentalmente debido a que la humanidad está pagando ya las consecuencias del mal uso de los recursos naturales, y de apostar durante demasiados años al facilismo de la extracción de energéticos fósiles, como el petróleo.
Claro que este es no es el caso de nuestro país, donde no se ha apostado nada más que a la comodidad de seguir la corriente, y a jugarse sin prejuicios al petróleo barato, aunque nunca extrajimos una gota de petróleo ni gas natural de nuestro subsuelo.
Llegamos así a incorporar una dependencia estructural del petróleo, con escasos incentivos y mucho menos la adopción de políticas de Estado para promover la explotación de energéticos renovables, limitándonos por lo tanto a seguir la corriente mundial y sin explorar nuestras propias posibilidades en este campo, con la necesaria investigación focalizada en base a las condiciones que ofrece el país.
Hoy, con el petróleo orillando los 150 dólares el barril, y con Argentina cobrándonos el gas natural a precio de oro, hemos largado muy tarde la carrera en procura de reducir la dependencia y tender de alguna forma al autoabastecimiento energético, un ideal muy difícil de lograr.
En realidad, nuestra indolencia nos hace correr detrás de los acontecimientos, y plantarnos con desesperación ante hechos consumados, tal vez apelando, como en el fútbol, a la jugada genial que con un gol sobre la hora nos haga recuperar de un solo golpe todo el tiempo perdido. Así, tenemos que en las últimas horas ha salido como negociador solitario, componedor o algo así, el senador José Mujica, en un periplo de contactos con amplios poderes y la confianza del gobierno, para ver qué puede hacer a efectos de obtener concesiones de gobiernos «amigos» o casi, para que las cosas no se presenten tan negras y arrancar algunas concesiones en nombre de la solidaridad perdida.
Y en esto de las solidaridades olvidadas Mujica tiene bastante paño para cortar, o por lo menos para entretener la tijera, si lo dejan. Así, en Argentina tiene contactos con Néstor Kirchner y autoridades de gobierno por el aumento de las detracciones al gas, encuentros con uruguayos residentes en la Argentina y contactos con medios periodísticos, en tanto la semana próxima viajará a Brasil para reunirse con el presidente Luis Inacio Lula Da Silva, con una agenda que hará hincapié fundamentalmente en las asimetrías del Mercosur. En ambos países, en realidad, estamos ante un repaso de la agenda que mantuvo anteriormente el presidente Tabaré Vázquez, sin éxito.
No se descarta que el ex ministro, ahora legislador y potencial precandidato de la fuerza de gobierno, también presente al cabo del viaje un informe hacia la interna del gobierno y de su partido sobre las expectativas del Mercosur, y sobre las esperanzas que podría alentar Uruguay de que las cosas cambien para nuestro bien.
En ambos casos, y aunque haga el mejor despliegue posible de su particular estilo, que puede ser convincente para sus simpatizantes dentro de nuestro país, el ex ministro va a tener ante sí una misión difícil, aunque le sirva para su imagen como precandidato a la Presidencia, por cuanto una y otra vez los uruguayos nos hemos encontrado con que las solidaridades ante gobiernos «amigos», tan mentadas en la región, quedan solo en los enunciados a la hora de las definiciones, como nos lo ha hecho ver Argentina con los cortes de los puentes y las detracciones que aplica sin ningún remordimiento a las ventas de energía a nuestro país.
Es que según denuncia la Asociación de Grandes Consumidores de Energía Industrial, Argentina vende al Uruguay electricidad a un precio 35 por ciento superior a lo que a la vez la compra en Brasil.
Sin embargo, cuando es nuestro país el que le vende la energía a la Argentina, lo hace sin recargos, por lo que estamos ante una asimetría flagrante, en tanto todavía está en discusión cual será finalmente la suba del precio del gas natural que nos vende el vecino país, que podría trepar hasta un cien por ciento por sobre los valores actuales.
Y como dice el secretario de la asociación de grandes consumidores, «la solidaridad entre países hermanos no existe y el gobierno reaccionó tarde» en la negociación con Argentina. Es decir, además de vulnerables, «quedados», por decir lo menos.
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