Locales | 20 Jul «Fue un enorme esfuerzo durante dos años y medio, pero valió la pena; son unas hermosas casas», dijo orgullosa Griselda García Alvarez, la primera de las vecinas en recibir la llave de su casa. «No nos imaginábamos que iban a ser así; ahora que uno las ve terminadas, son una cosa soñada».
Recordó que «nosotros vivíamos en un terreno del Ministerio del Interior y nos dieron el desalojo. Nos pusimos en contacto con la Intendencia, y a través de ella conseguimos un terreno del Ministerio de Vivienda para hacer las viviendas».
El barrio, cuando ocupaba el terreno del ministerio, se inundaba periódicamente, y le habían llamado -irónicamente- Atlántida. «Ahora sigue con el mismo nombre», recordó Griselda.
El desarrollo del barrio se hizo por autoconstrucción. «La hicimos totalmente nosotros, las 13 familias. Teníamos la ayuda de la Intendencia con un capataz, el arquitecto, el director de obra, a quienes muchísimo tenemos que agradecer. Pero la mano de obra fue totalmente nuestra». Las 13 familias trabajaron en todas las casas, sin saber a quien iba a corresponder cada una de ellas hasta que estuvieran prontas.