Paysandú, Viernes 01 de Agosto de 2008
Locales | 25 Jul Descubrir nuevos escenarios, intentar otras alternativas son desafíos permanentes de muchos pobladores de la campaña que buscan tareas alternativas, no tradicionales, como medios de vida. Es el caso de dos mujeres que acordaron llevar adelante una iniciativa diferente. Con creatividad e ingenio, actitud y empeño, demostraron que hay ideas que merecen destaque.
En Piedras Coloradas, durante la exposición de trabajos de un relevamiento de prácticas saludables de alimentación, EL TELEGRAFO entrevistó a dos mujeres que elaboran productos caseros y, en cierto modo, tienen como objetivo cambiar la mentalidad de los pobladores en cuanto a su alimentación. Precisamente fueron ellas las encargadas de preparar toda la comida que, al finalizar la exposición, pudieron degustar todos los presentes en el salón comunal Mevir de la localidad. Harina de salvado, germen de trigo, avena, quesos, semillas de sésamo son parte de la fórmula que da vida a tan seductora oferta gastronómica.
Rosana González, de 37 años, trabaja en la Caja Bancaria, está casada y es madre de una joven de 19, que estudia peluquería en Orgoroso, y relata, brevemente, que perdió un hijo varón.
Helena Maneiro es ama de casa, casada y tiene tres hijos. Ambas estudiaron cocina y panificación en los cursos móviles del Consejo de Educación Técnico Profesional (CETP-UTU), que se imparten en varias localidades del interior sanducero.
Estimuladas por la actividad que realizan, afirman que «no es fácil convencer a las personas para que cambien los hábitos en su dieta». No obstante, un día ellas decidieron dedicarse a la cocina, pensando que en un futuro podrían vivir de la elaboración y venta de productos artesanales, hechos en base a ingredientes naturales. Entonces se organizaron, hace ya unos meses, y sus productos ahora son muy requeridos. Y no solo por personas que a diario les encargan comidas para llevara, sino que también se los piden para fiestas familiares u otras reuniones.
Aseguran que «el desafío tiene doble propósito: comer bien e incentivar a que la gente no pierda la cultura de las quintas, que con el tiempo se han ido perdiendo. Por ejemplo, no resulta fácil acostumbrar a la gente a comer sin sal, en lugares donde la sal es una vieja costumbre en la comida de todos los días». Por eso no resulta fácil cambiar los gustos gastronómicos, especialmente en un entorno donde la carne y abun- dante colesterol forman parte de la dieta básica en la mesa familiar. Afirman que, «por suerte, la gente va aceptando la propuesta, que apunta directamente a mejorar la salud y el bienestar, con el objetivo de una vida más y saludable».
Finalmente, destacan que «es un desafío permanente, porque la gente se tiene que acostumbrar a comer sano».
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