Deportes | 31 Jul El ciclista Milton Wynants viajará hoy rumbo a Beijing para participar en los Juegos Olímpicos que se iniciarán el 8 de agosto, esperando arribar mañana a la sede de la competencia.
El sanducero finalizó una intensa preparación en el Centro de Alto Rendimiento de la Unión Ciclista Internacional situado en la ciudad de Aigle, en Suiza, esperando llegar de la mejor manera a este nuevo desafío olímpico.
«No puedo prometer una medalla, pero sí mucha garra, porque estar arriba depende de muchos factores, de cómo me sienta ese día, cómo llegue, cómo se plantea la competencia y de la estrategia a desarrollar», dijo el ciclista en las horas previas al viaje a Beijing. Wynants sabe que no será fácil plantarse en la pista del impresionante velódromo Laoshan, pero negó enfáticamente estar en declive deportivo al punto que asegura que tiene la convicción de demostrar que está vigente.
«Nunca pierdo las esperanzas, la ilusión está y seguiré trabajando duro para dejar a Uruguay en alto», dijo el deportista que intenta mentalizarse sobre el desafío que significará correr con una temperatura elevada.
«La temperatura pronosticada en Beijing es de 36 grados, lo que puede traer aparejado un costo que espero no sea demasiado grande. Tendré pocos días para aclimatarme y es eso quizá lo que más preocupa», dijo el «Gorra».
El sanducero se transformará en el único uruguayo en haber estado en cuatro Juegos Olímpicos, tras sus presencias en Atlanta 96, Sydney 2000 y Atenas 2004.
Wynants es, sin dudas, la mayor esperanza de un deporte celeste que no la tendrá fácil en Beijing. «Sé que la gente quiere una medalla, pero no es fácil porque los adversarios crecen», asegura.
El pedalista llegará con todos sus méritos deportivos a cuestas, intentando capitalizar su experiencia. Sub campeón olímpico en Sydney 2000 y Mundial en Melbourne 2004; medalla de oro y plata en las Copas del Mundo de México 2002 y Rusia 2003, respectivamente, y 9 medallas panamericanas (2 de oro, 4 de plata y 3 de bronce), Wynants espera superar ese noveno lugar cosechado en los Juegos de Atenas 2004, cuando mantuvo en vilo al deporte celeste esperando por el trabajo de sus piernas en la pista.