Locales | 08 Ago En los últimos años, los caminos vecinales se han transformado en una permanente demanda para quienes deben transitarlos a fin de llegar a los poblados, establecimientos y escuelas rurales del interior departamental, o para acceder a las rutas nacionales que cruzan de norte a sur y de este a oeste el suelo sanducero.
El momento productivo que vive el país ha provocado un fuerte y fluido tráfico de transporte carretero de carga, ya sea de ganado, cereales, madera o leche. La producción forestal, agrícola, ganadera se hacen sentir fuertemente en los lugares de difícil penetración. Y este constante movimiento, más el de los vehículos particulares y el paso de las tropas hacen que las reparaciones tengan poca vida.
La realidad actual revela un esfuerzo compartido entre las autoridades municipales y los propios productores, que en alguno de los casos asisten a las cuadrillas dándole alojamiento en sus establecimientos o proporcionando canteras de donde poder extraer el material. La producción debe salir en tiempo y forma desde los establecimientos hacia los puntos terminales, llámese planta procesadora de pasta de celulosa, frigoríficos o plantas pasteurizadoras, según sea el producto transportado.
Precisamente, uno de esos tramos vecinales es el conocido como «camino Carumbé», ubicado al noreste de la ciudad capital, que está siendo sometido a nuevos trabajos de mantenimiento. El trazado tendrá tratamiento de recarga total, perfilado, recarga ordinaria y extraordinaria de acuerdo a las características y necesidades de los tramos en referencia.
EL TELEGRAFO visitó el lugar y tras dialogar con algunos vecinos de la zona pudo saber que hace unos ocho años que el camino no tenía mantenimiento. Al inicio de esta semana, un equipo de vialidad de las juntas locales de Quebracho y Chapicuy trabaja en el camino Carumbé. La cuadrilla está integrada por doce funcionarios municipales y la maquinaria necesaria.