Locales | 08 Ago Cada mañana, cuando comenzamos a recorrer el interior sanducero, nos encontramos con imágenes que forman parte intransferible de la identidad rural. Es muy común observar entonces a los paisanos desarrollando las más diversas tareas. Precisamente, una de ellas es el traslado de una tropilla.
De cruce por Lorenzo Geyres y al ingresar por el acceso norte de la localidad por el puente de Piedras Blancas, me detuve a observar y a disparar algunas fotos de una tropilla que se prestaba a cruzar el tendido de unos 30 metros de longitud.
La vaquía de los paisanos y el instinto animal decidieron que el mejor camino era pasar por debajo de la estructura, aprovechando así para que los caballos tomaran un poco de agua y se refrescaran en el arroyo, para luego continuar la marcha, prometía un largo recorrido.
Se trata de simples imágenes, pero que nos permite reflexionar, al menos por un instante, sobre cómo una simple actividad campera se puede transformar, en pocos minutos, en una imagen curiosa y poco usual para el viajero circunstancial.