HISTORIA: 1899

Locales | 10 Ago La crónica del baile en Quebracho remitida a «El Obrero» de Paysandú continuaba de la siguiente manera:
«Carmen Jiménez la de ardientes ojos; Corina Vega, de ésta a pesar de que gusta porque es bonita, no me atrevo a decir nada porque su novio el joven Honorato Curbelo es muy celoso, solo él quiere decirle que es linda; Eduviges y Prudencia Aguilera que llamaron la atención por su espiritualidad y buen trato y Cesárea Curbelo, la simpática».
«El sexo feo estaba bien representado, vi. Allí a los señores Gregorio y Ramón Pestaña, Manuel García, Gregorio Lorenzo, Antonio Estévez, Honorato, Alejandro y Juvencio Curbelo, Silvestre y Santiago Pereyra y Manuel Sosa y otros más que escapan a mi memoria».
«Manuel Sosa, presa de un sueño de quince trasnochadas, se pasó la noche sentado al lado de su adorado tormento, pintándole un mundo caleidoscópico para el porvenir, asegurándole que esas visiones que el entreveía allá en la lejana lontananza del futuro, serían pronto una hermosa realidad».
«Manuel García, el insigne dragón, hizo esa noche de las suyas, conquistando un corazón sencillo y bueno que sólo había latido hasta entonces al impulso de las más puras afecciones para olvidarlo, como es su costumbre, al día siguiente».
«Las primeras claridades de la aurora bañaban los campos cuando todos nos dirigíamos hacia nuestros pingos, que impacientes habían pasado la noche mordiendo el freno mientras nosotros mentíamos frases amorosas a las simpáticas concurrentes».
«Habíamosnos alejado un poco y aún volvíamos los ojos para dar una tierna despedida a la casa del amigo Jiménez, donde tan agradable noche habíamos pasado».
«En esa mirada uno de nuestros compañeros enviaba toda el alma envuelta en algunas gruesas lágrimas, como le sucedió al joven Silvestre T., que hubiera deseado que aquella noche fuera como las noches polares de seis meses».
«Nota final, faltó Carlos Barbieri».
«Saluda al Señor Director, El Corresponsal».