Opinion | 09 Ago De acuerdo a lo informado por autoridades de UTE, en el período mayo-julio el ahorro de energía fue de un 8,9 por ciento respecto al consumo de igual período del año anterior, lo que en las cifras aparece como auspicioso y como una toma de conciencia de sectores que hasta ahora parecían reacios a restringir el consumo en áreas del Estado, que es donde están los reales problemas para abatir la demanda energética.
Igualmente, fuentes del organismo expresaron que todavía se está lejos de estar en condiciones de levantar las restricciones energéticas, y a la vez manifestaron su expectativa de que no haya necesidad de aplicar un nuevo incremento tarifario a efectos de atender el gasto adicional en petróleo para satisfacer la demanda. Debe tenerse presente, empero, que el año anterior se dio uno de los peores inviernos de que se tenga memoria, en tanto la temporada invernal en curso está presentando largos períodos templados y el frío se ha dado en períodos muy cortos.
Ello explica gran parte —sino todo— del «ahorro» que se menciona, si nos referimos a los organismos del Estado, hayan entrado o no en el convenio planteado por el Poder Ejecutivo para adherir al ahorro. En realidad, los privados no solo están ahorrando desde hace ya tiempo por cuenta propia, sino que ahora están alzando los brazos al cielo, tanto en el sector empresarial como residencial, por cuanto la tregua que ha impuesto este invierno les ha permitido consumir menos y aliviar la factura de fin de mes. Ocurre que el privado no necesita exhortaciones gubernamentales ni estímulo adicional, porque en el ahorro que haga de la cara electricidad que pagamos los uruguayos le va gran parte de la economía familiar.
Tal es el caso de cientos de miles de hogares de menores recursos, que afectados por una inflación que supera varias veces la que revelan las estadísticas oficiales, debido al reajuste incesante en el alza de los alimentos, busca por todos lados el ahorro. Y la electricidad es una área fundamental, dada su incidencia en el presupuesto, lo que explica que muchas veces se prefiera pasar frío antes que encender totalmente una estufa eléctrica, o subir la temperatura de los paneles o del aire acondicionado.