HISTORIA: 1897

Locales | 20 Ago El panorama general de Paysandú a comienzos de 1897 era desalentador especialmente a causa de la situación político - militar pero también por los efectos de una prolongada sequía.
El sábado 27 de marzo de ese año, el periódico «El Paysandú» publicaba el siguiente comentario:
«Paysandú actual
«Ayer exagerábamos acaso nuestros males: hoy tratamos en vano de disimular nuestras angustias. ¿Cómo está Paysandú? No se oye durante el día otro ruido que el de los clarines y los tambores, que nos hace pensar a cada momento en un campo de batalla donde los cadáveres insepultos son pasto de los cuervos y de los caranchos».
«Estas últimas noches en que un calor asfixiante nos tuvo a todos en continuo desasosiego, echándonos fuera de las habitaciones, no se ha visto, sin embargo, en nuestra plaza Constitución alma viviente alguna salvo el sereno de facción y uno que otro grupo de muchachos que, contagiados por el medio en que vivimos hablan de la guerra... Es el tema diario de todas las conversaciones así como en los hogares como en los cafés, en las calles, como en el recinto de la iglesia adonde se va a orar para que termine y vuelva la paz —esa paz tan anhelada— a ofrecernos a todos sus frutos de bendición».
«Paysandú, que de suyo es un pueblo de hábitos sedentarios, ha tomado ahora un aspecto sombrío. Gracias al espectáculo risueño que ofrecen hoy tantos sombreros con divisas, se aleja la presunción de que estuviéramos entregados a un inmenso duelo al ver diezmados todos nuestros hogares por una peste devastadora».
«Hay algo también que contribuye a que la tristeza no sea mayor, especialmente en el comercio local: muchos de nuestros hacendados han traído sus familias a Paysandú, haciéndose ya difícil encontrar una casa de ciertas comodidades para habitar».