Opinion | 23 Ago La tarea municipal de recuperación de calles tiene una notoria visión crítica de la población, desde que es una materia pendiente en el caso de Paysandú. Que no es solo responsabilidad de la actual administración, es cierto, pero en la que es evidente que tampoco ha tenido la debida prioridad.
La administración Pintos ha accedido al gobierno departamental en medio de una situación económica favorable, contrariamente a lo ocurrido con el gobierno anterior, que se vio afectado por una aguda merma en la capacidad contributiva de la población, lo que se tradujo en una menor recaudación por alta morosidad. Empero, hasta ahora la vialidad urbana no ha sido una tarea prioritaria para el municipio, y no solo hay ausencia de obras de significación, pese al alto porcentaje de recursos provenientes del gobierno nacional, sino que tampoco se ha trabajado con la intensidad que reclama la población para recuperar arterias con pavimentos que incluso no toleran más bacheo y deben ser tratados desde la base.
Se impone una revisión de las prioridades, que implique que el contribuyente perciba al menos que una buena parte de lo que deja en ventanillas retorna en obras, en vez de ver que la mayor parte es afectada a salarios, gastos de funcionamiento y políticas que competen claramente al gobierno nacional. Uno de los aspectos en los que se registran falencias, como puede observarse sobre todo en los barrios periféricos, es el de las canalizaciones en cruces, para dar salida a los pluviales a efectos de que busquen su pendiente natural. El resultado es un mayor deterioro y reducción de la vida útil de los pavimentos, debido a la acumulación de agua de lluvia en las esquinas, la que permanece durante días en esos sectores y socava pavimentos y bases. A la hora de las reparaciones, es necesario un trabajo integral, para corregir una de las causas notorias de la destrucción de nuestras calles.