A FIN DE AÑO, COBERTURA NACIONAL

Locales | 24 Ago La política de alimentación del Instituto Nacional de Alimentación, (INDA), «es complementada desde el gobierno departamental», ante «la necesidad que hay todavía de brindar alimentación a un sector de la población que por razones de ingreso económico y de respaldo socio familiar necesitan la protección del Estado», dijo a EL TELEGRAFO la profesora Adriana Imperial, coordinadora de Promoción Social de la Intendencia de Paysandú. Anunció que para fin de año el Inda se hará cargo de todos los gastos de alimentación, por lo que la comuna sanducera se ahorrará unos ocho millones de pesos anuales que hoy destina para este servicio.
A la fecha hay «alrededor de 500 personas que concurren a los comedores, otros 500 a los servicios de merienda y unos mil son de CAIF, que reciben almuerzo y merienda».
Para acceder a ser usuario de este servicio, «el ciudadano plantea su necesidad en la oficina de Promoción Social, lo atiende una asistente social, quien analiza y constata la situación, y ella determina si corresponde una canasta de alimentación de INDA, un servicio de comedor o una canasta de emergencia de la Intendencia». Consultada sobre por qué la Intendencia también da canastas de alimentos, si ya lo hace el INDA, especificó que «INDA no entrega canastas, por ejemplo, a jubilados, y sí para pensionistas. Es un 70% de las canastas que damos, adultos mayores con jubilaciones muy bajas. Son unas 500 canastas que compra la Intendencia, y contiene azúcar, arroz, aceite, harina y otros que varían según la época del año y de los recursos que haya, como lentejas, sémola, harina de maíz, porotos».
OCHO MILLONES DE PESOS
Los gastos en que incurre la Intendencia mensualmente solamente en alimentos son de 670.000 pesos, que totalizan 8:040.000 anuales, a los valores de las últimas compras realizadas. Están discriminados en seis rubros específicos de productos perecederos, más lo que implica la canasta de emergencia. «Hemos destinado muchos recursos en alimentación durante estos tres años», expresó Imperial.
Dijo que ya los gastos en los centros Caif son a cargo de INDA, por lo que la inversión municipal bajó en el orden de los 250.000 pesos mensuales, unos tres millones de pesos anuales. Sin embargo, y al menos hasta octubre, la Intendencia deberá seguir gastando 273.750 pesos en alimentos secos, que comprenden 28 artículos, a lo que se suman, mensualmente, 45.000 pesos en verduras, 9.000 en huevos, 216.000 en carne, 70.000 mensuales de pan, 50.000 pesos de leche y 7.000 pesos mensuales de yogur.
OCHO COMEDORES
«Actualmente contamos con 8 comedores a los que concurren unas 500 personas, ubicados siete de los mismos en barrios de la periferia de la ciudad. La mayor parte de ellos son adultos mayores, pero también van mujeres jefas de hogar con hijos que no reciben atención en otros lados. El número de personas se mantiene, aunque hubo cambios porque se captó a las personas que no tenían acceso, y regularizamos que nadie sea beneficiario del comedor si no es por un criterio social», sostuvo.
«Lo que se redujo es la cantidad que se cocina, porque no era solo para los comensales del comedor. Era una práctica habitual cocinar para eventos, para gente que levantaba sin ningún criterio social. Se cocinaba no se sabe muy bien con qué criterio, pero eso lo cambiamos. El tema no era ahorrar, sino que recibiera el beneficio quien realmente lo necesita. Y eso lo determina un estudio socioeconómico, no es el intendente ni un director general ni de área», explicó. En los locales de los comedores hay diversas actividades más allá de la alimentación -ver nota aparte- y según Imperial «esta multiplicidad de actividades y su jerarquización nos llevaron a pensar en estrategias para liberar espacios y tiempos dándole un uso más adecuado a los lugares. Así surgió la idea de la posibilidad de no cocinar más en los locales, elaborar el alimento en otro lugar y mantener el lugar para compartir la comida y las demás tareas mencionadas».
Es así que se consideró cocinar específicamente en el comedor 52 y mediante un convenio, en el comedor de Ancap, en la planta industrial. «El cocinar en forma centralizada, además de liberar tiempos y espacios nos permitiría unificar la calidad en la elaboración, el mejor control de los insumos, la disminución de costos respecto a personal, energía, mayores controles sobre la cantidad de alimento que componen las porciones y lograr condiciones de higiene óptimas en el lugar de elaboración», explicó. De esta manera, se va a cocinar allí para cinco comedores y también para los funcionarios, que podrán adquirir un tique como en el Comedor 52. Respecto al transporte del alimento elaborado hacia los diferentes comedores, se acondicionó un camión y se consiguieron recipientes térmicos de 50 litros para el traslado.