Paysandú, Viernes 29 de Agosto de 2008
Locales | 24 Ago La Dirección de Promoción Social propone otra forma de trabajo, «donde además de alimentar desde el punto de vista orgánico haya un alimento social, cultural y del alma. Porque a la mayoría de los comedores concurren personas que además de tener una pobreza evidente, tienen una situación de soledad, abandono, falta de espacios y oportunidades».
Para Imperial, «el gran desafío de INDA y Uberfil Monzón, complementado por nosotros, es buscar el crecimiento de la persona». Para ello «hay que generar un clima acorde en el lugar. Se seleccionó especialmente al personal, se le dio jerarquía funcionarial, se mejoraron las condiciones edilicias de los lugares y se mejoró la calidad del alimento».
Una de las iniciativas de la Intendencia, fue «mejorar agregando cosas. Que sea un espacio que la gente va antes y comparte una charla, un mate, un juego de cartas, música, todo en el mismo salón». Comentó que «en principio lo habíamos pensado como la sobremesa, pero vimos que la gente va antes, no se queda. Y colaboran, han colocado plantas, se organizan, mejoran el lugar. Y siempre están la asistente social Marilín Dalmás y la encargada de comedores, Verónica Picard, y generan instancias para ese lugar, como por ejemplos salidas, paseos y encuentros».
HAY MENOS PROBLEMAS VECINALES
La funcionaria detalló que «se hacen paseos considerando a los comensales y sus familias, como abuelos con sus nietos, y han ido a otros lugares de la misma ciudad, que a veces no conocen, o a las termas, a la meseta. Son encuentros de recreación».
Esas actividades determinan que haya cambios en los barrios donde se está trabajando de esta manera. «Han bajado los problemas y los conflictos, no se generan enfrentamientos y ya se conocen las reglas y los criterios. Además, hay lugares donde la integración ha sido más evidente, como en el comedor Nueva York-La Chapita. Inicialmente eran dos barrios donde había dificultades, si iban los de uno no iban los del otro. Sin embargo hoy es el salón comunal del ‘barrio obrero suroeste’, porque el comedor permitió la integración y el compartir, generando un vínculo entre la gente. Pero es más evidente en los centros recreativos, lo que eran los merenderos que ahora se convierten en faroles comunitarios, donde los niños lo hacen muy claramente», precisó.
En los locales de los comedores además funcionan otros servicios como merenderos, centros de educación inicial de la Intendencia (CAIF), talleres de educación no formal, policlínicas, talleres artísticos, Socat, actividades de la comunidad definidas por Presupuesto Participativo, actividades con profesores de educación física, actividades de maestros comunitarios de la zona, charlas y talleres organizados desde los diferentes servicios.
Detalló que en el caso de la merienda, «hoy forma parte, como un elemento más, de actividades recreativas, culturales y deportivas. El niño aprende canto, manualidades, teatro, percusión, circo, apoyo en los deberes. Es un proceso, no se ha logrado en su totalidad, pero vamos en ese sentido».
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