Paysandú, Viernes 29 de Agosto de 2008
Locales | 24 Ago (Por Enrique Julio Sánchez, desde Estados Unidos). Finalmente Barack Obama seleccionó a Joseph Biden, senador por el estado de Delaware, como su candidato a la vicepresidencia, despejando muchas dudas, pero al mismo tiempo dando lugar a otras. Especialmente si ha sido una decisión no solamente audaz, sino sabia, el dejar de lado a Hillary Clinton, quien es claro tiene notable ascendencia sobre una parte importante del electorado estadounidense.
Por el camino también quedaron el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, el ex comandante de la OTAN, Wesley Clark y el gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, entre otros.
La reacción republicana no se hizo esperar. El equipo de McCain lanzó un comercial utilizando frases en las que Biden critica a Obama.
Biden tiene notoria experiencia en política exterior, un área donde Obama posee relativamente poca, pero es poco conocida su posicion en torno a los temas inmigratorios, y como debido a la paulatina y creciente crisis económica estos temas han pasado a un segundo plano, los votantes hispanos dudan sobre a quién deben entregar su voto.
Lejos de aquí, en el querido Paysandú, comienza ya «la movida» por las venideras elecciones departamentales, y «Toto» Bentos sueña con volver a la Intendencia, esta vez a sentarse en el sillón principal desde el vamos.
Y de tanto en tanto alguna voz amiga trae otros recuerdos del paisito. Por estos días anduvo por New Jersey «Cacho» Ghisoli, visitando a familiares que se han radicado por aquí. Lentamente avanzaba la tarde de domingo, cuando el teléfono sonó. Era «Cacho», el conocido guarda de Agencia Central, que reside en la zona de avenida Soriano y 19 de Abril, confiando en la memoria, que se había decidido a visitar a su gente, en un viaje de placer, porque —aclaró— en pocos días iba a retornar a Paysandu.
Resulta curioso el proceso de la memoria, porque los recuerdos están allí, dormidos, hasta que algo los despierta. La diaria actividad siempre es intensa en el Primer Mundo, donde ganarse el pan (la gasolina, la renta y todo lo demás) cuesta y mucho, pero cuando estallan los recuerdos, no hay quien pueda con la nostalgia, con «¿te acordás?», con «¿qué es de la vida de Fulano?» y preguntas parecidas.
La vida, siempre, es una cuestión de opciones. Cada una abre un camino y cierra otro (aunque sea temporalmente). Quienes decidimos venir hasta aquí, a esta tierra de gringos, en busca de un porvenir económico mejor, también acordamos vivir con la nostalgia a cuestas, que se encarama en el alma, aprovechando la debilidad de la soledad.
Y aun así, se sabe que volver es quizás más difícil que haber salido, porque implica no solamente darle la razón al corazón y a las emociones, sino que abre un horizonte donde solamente se aprecia con claridad la inseguridad, donde avanzar será como hacerlo en arenas movedizas, donde reestablecer un espacio en el paisito será mucho más duro que haberlo dejado.
Porque desde el paisito mismo se mira a quienes emigramos con dureza y hasta con cierta crueldad. Allá se sabe lo que se gana con la emigracion, pero probablemente no se tenga idea de todo lo que se pierde, de la fortaleza que hay que tener día a día para no montarse en el primer avión, para no volver a como dé lugar, para aferrarse a las metas trazadas, para pensar en el bienestar de la familia por encima de volver a disfrutar de un mate «de verdad» o de un asado «como Dios manda».
Haber salido es probablemente la decisión más sencilla para quienes emigramos, porque lo hicimos en busca de una mejor situación, porque abandonamos un escenario precario. Pero «afuera» nada es sencillo, más allá de que se consiga trabajo, se tenga auto, se disfrute de un mejor pasar y de lo que el dinero puede pagar.
La esencia de la verdad es que uno no es de aquí, de esta cultura ni de este país (al que se respeta profundamente, claro está). Y se siente como lo que es, un sapo de otro pozo. Aunque los gringos sean tan buena o mala gente como en el propio paisito, aunque haya muchas oportunidades para la risa y el disfrute, aunque se encuentren espacios para el crecimiento personal.
Uno es de allá y eso no se olvida jamás, aun cuando se haya decidido quedarse definitivamente en esta tierra. Porque siempre seremos yoruguas en tierra extraña, hablando inglés con acento y tratando de entender la forma de pensar y actuar de los gringos. Y ellos lo mismo con nosotros.
La sociedad crece cuando diferentes culturas interactuan. Es cierto. Pero quienes interactúamos no podemos olvidar el dolor ni la nostalgia. Somos de allá. De donde de tanto en tanto llega una voz amiga. Que remueve todo. Otra vez.
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