Deportes | 01 Sep Nacional y Villa Española se quedaron sin jugar su partido válido por la segunda fecha del Torneo Apertura, que debía desarrollarse en un Parque Central que esperaba repleto el inicio del juego.
Pero la pelota nunca comenzó a rodar. La terna arbitral salió a la cancha liderada por Líber Prudente, que miró su reloj permanentemente esperando la salida de los equipos.
El partido estaba fijado para las 15.30. Villa Española saltó al terreno de juego a las 15.24 y mientras se aguardaba por los tricolores, llegó la orden de Prudente para que el cuarto árbitro, Fernando Falce, apurara la aparición del equipo de Gerardo Pelusso. En la puerta del vestuario el colegiado hizo señas al dirigente Rodríguez Batlle, que le respondió con su mano que aguardaran un instante en un par de ocasiones.
El equipo dejó el vestuario y eran las 15.30 cuando los albos se alentaban en la manga que los llevaría a la cancha. Pero al mismo tiempo, Prudente pasaba por al lado abandonando la cancha para dejar a los equipos, pero sobre todo a los hinchas, a los que pagan la entrada, sin fútbol.
Sin cintura, Prudente se amparó en la nueva indicación de comenzar en hora los partidos y suspenderlos en caso de que alguno de los equipos se atrase unos instantes.
Nacional reclamó, dejó en claro que el día anterior Peñarol había salido fuera de hora a la cancha y se jugó igual.
El árbitro estampó que suspendió el partido porque Nacional no estaba en la cancha a la hora pactada de comienzo, cumpliendo a rajatabla con el reglamento, pero demostrando tener mínimo sentido común cuando el equipo estaba tan solo a metros de salir al terreno. Ahora se espera por el tribunal de Penas, que podría ordenar reprogramar el partido o darle el triunfo a Villa Española.
Sin «Chengue». Richard Morales viajó en la mañana de la víspera rumbo a Brasil, para continuar su carrera en el Gremio de Porto Alegre.
El delantero, que había retornado hace algunos días a los entrenamientos tricolores, decidió finalmente abandonar Nacional y seguir otro rumbo.