Locales | 01 Sep «Esto es impresionante», comentó un sanducero visiblemente conmovido al volver a atravesar las puertas del Café del Teatro Florencio Sánchez. El histórico local fue abierto circunstancialmente para una noche de letras y música, cumplida en el marco del ciclo «Boliches en agosto», patrocinado por el MEC y la Dirección de Cultura de la Intendencia de Paysandú.
El público —entre el que se podía reconocer a muchos sanduceros vinculados al arte y a la cultura— había comenzado desde temprano a ocupar las mesas. Luego de un rato de charla compartida, mientras se disfrutaba de un café o un vaso de vino, en un momento se apagaron las luces principales, quedando la mayor parte del local iluminado por las velas que se habían encendido en cada mesa. Desde un rincón, la guitarra de Carlos «Caco» Pauletti comenzó a hacer sonar una sugestiva cortina músical que acompañaría las voces de los demás protagonistas y sería el nexo entre uno y otro segmento. El conductor de la velada, Milton Nan, comenzó destacando lo gratificante de poder presentar «esta actividad de ‘Boliches en agosto’, que se hacía solo en Montevideo y fue extendida a Salto, a Durazno y a Paysandú, por supuesto». Recordó que la idea surgió originalmente «de la Intendencia de Montevideo, con el objetivo de rescatar lugares emblemáticos y con valor patrimonial», que «sirven de vasos comunicantes entre la gente y los artistas». Los bares que forman parte del ciclo en Montevideo «incluso tienen un tratamiento impositivo especial», y cuando reciben estos espec- táculos «descuentan de sus gastos los costos que tienen los mismos. Cuánta historia tendrá este lugar, y cuántas cosas vendrán después de esto», reflexionó después, refiriéndose al Café. «Es una alegría participar de esta noche».
Noche mágica
Seguidamente, Nan detalló el programa de la noche y presentó a la poetisa Lucía Borsani, dando lectura a su extenso currículo. Luego, ambos interpretaron varios poemas de Lucía.
El recital de poesía se dividió en dos partes. Al fin de la primera de ellas, todas las mesas estaban ocupadas y todos los presentes inmersos en el clima producido por la poesía y por la música, que siguió sonando cuando no hubo más palabras. De pronto el conductor sorprendió a todos, cuando dirigiéndose a Carlos Caillabet, le comentó: «Casi nadie sabe que estudiabas Veterinaria, ¿no?». Fue el inicio de una interesante charla sobre la escritura y la vida del escritor, que sirvió como introducción a la lectura, por parte de Nan, de algunos textos breves de Caillabet, de sus libros «Un pañuelo rojo en la memoria» y «La última trinchera». Luego, el propio Caillabet leyó un fragmento de su obra más reciente, la novela «Otro mundo». Escrito con una buena dosis de humor basado en el habla coloquial, el texto fue muy disfrutado por el público. El cierre fue con la segunda parte del recital de Borsani. Fue una noche mágica, que quedará en el recuerdo como la que marcó el reencuentro de los sanduceros con un espacio emblemático de la cultura ciudadana.