ABELARDO MOREIRA

Locales | 29 Ago Don Abelardo Moreira es uno de esos paisanos que ya casi no se encuentran. Lo encontramos durante nuestra visita al pueblo, vestido de gaucho. Claramente emocionado, a sus 71 años, aceptó conversar.
Jubilado de peón rural, contó que dedicó gran parte de su vida a tareas vinculadas a las cosechas de remolacha azucarera, sandía, boniatos, maíz, y otras actividades agrícolas. Que no le impidieron desarrollar, en épocas mozas, una faceta de acordeonista, guitarrero y cantor. De pronto Moreira se puso algo nostálgico y relató detalles de su crianza en un entorno humilde. «Nací en un rancho de paja y terrón», a pesar de lo cual destaca la dedicación de su madre «por darme un futuro mejor».
«Los tiempos han cambiado y aquellas épocas donde el vecino se mostraba más sensible hacia las necesidades de los demás se fueron terminando. Ahora las cosas son muy distintas», reflexionó.
«Como soy un hombre de sangre entera se me caen las lágrimas al recordar a mi madre y mis años de niño», agregó con voz entrecortada.
En pocos minutos su rudeza desaparece al repasar parte de un pasado que seguramente lo marcó. «Usted me está haciendo llorar hermano», dijo, haciendo una pequeña pausa para secarse la cara. Mientras se recuperaba de la emoción, admitió que no es muy amigable con los forasteros. «Araújo es mi pueblo. Nací acá y voy a morir acá y quiero que mis huesos queden en este lugar, sí señor», dijo, mientras asentía con la cabeza.
«La cosa hoy es complicada, porque ahora se acabó todo. La forestal nos destruyó el pueblito, aunque yo de acá no me muevo», afirmó.
Sobre el final de la charla y mientras preparaba su caballo para posar para la foto, hizo referencia a sus ideales partidarios: dijo ser «un buen nacionalista», pero elevó su voz para rematar: «¡yo soy blanco como hueso de bagual!».