Paysandú, Viernes 05 de Septiembre de 2008
Locales | 30 Ago Tras haber asesinado al vicecónsul alemán en Paysandú, Augusto Von Graëvenitz, el 18 de setiembre de 1875, en venganza por haber sido denunciado por aquel por el homicidio de otro súbdito alemán, el matador, Diego Dungey escapó a la persecución. Para eso se incorporó a los efectivos revolucionarios del coronel Enrique Olivera, viejo amigo de los Dungey por ser también originario de Sánchez, hoy departamento de Río Negro.
Nicolás Hansen, yerno del extinto vicecónsul inició la búsqueda del criminal hasta encontrarlo en las filas rebeldes junto a la estancia «La Aurora», propiedad de Francisco E. Peña. Por su intermedio, Hansen solicitó al coronel Olivera el castigo del criminal y en el acto se le formó consejo de guerra.
Vistas las pruebas y agravantes, Dungey fue condenado a muerte y fusilado en el Paso del Ministro, costas del Sánchez Grande.
Previo a la ejecución, sostiene el historiador Augusto Schulkin, el coronel Olivera envió un chasque a la viuda de Busch con la noticia de que a la mañana siguiente sería fusilado el matador de su esposo, por si quería presenciarlo o mandar un reemplazante que pudiera constatar que la sentencia se cumplía.
Entre la gente de Olivera había muchos parientes y amigos del criminal que protestaron porque «se iba a matar un oriental por sólo dos gringos». El coronel Olivera comunicó que fusilaría también a todo aquel que se pronunciara a favor del asesino.
Tras la muerte de su vicecónsul en Paysandú, Alemania había pedido enérgicamente el castigo del culpable y el embajador alemán residente en Montevideo, vino con ese motivo a Paysandú en un crucero de guerra de su país.
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