Opinion | 08 Sep El Sindicato Médico del Uruguay realizará el viernes un paro de 24 horas, en reclamo de mejores condiciones de trabajo y mayor tiempo para atender a los pacientes del Sistema Nacional Integrado de Salud. También exigen cambios en cuanto a las guardias de 24 horas, que consideran desmedidas, y sostienen que el multi-empleo es perjudicial para la atención a los pacientes.
El pasado lunes, la delegación del SMU al Consejo de Salarios rechazó el acuerdo salarial formulado por el Poder Ejecutivo y las instituciones, y lo votó en contra. Esto se debió a que la propuesta del sindicato para mejorar la calidad asistencial no fue atendida.
En el documento que se hizo llegar al Consejo de Salarios, el sindicato señala que «es sabido que la normativa vigente impone a los médicos destinar solo diez minutos a cada paciente, lo cual es un tiempo por demás limitado que no permite generar una buena relación médico-paciente y una adecuada atención. En este sentido, la propuesta fue aumentar a quince minutos el tiempo de atención por paciente y media hora para la primera consulta, sin que esto signifique aumento de salario médico y en cambio sí, una mejora en la calidad asistencial».
El presidente del sindicato, Alfredo Toledo, afirmó que la intención del paro no es dejar de rehenes a los usuarios de la salud, sino que entiendan que los reclamos de los médicos son para ofrecer un mejor servicio a la población. Mientras, el presidente de ASSE, Baltasar Aguilar, aseguró estar de acuerdo con este reclamo, pero dijo que se deben evaluar los tiempos y los costos.
El reclamo del sindicato es razonable si se quiere brindar una correcta atención al paciente. No obstante, aunque se asegure que no se quiere tomar de rehenes a los pacientes, es justamente lo que se hace con una medida de paro. Es que en una jornada de paralización solamente se atienden emergencias —y los servicios usualmente están colmados— y aquellos pacientes que tenían una cita médica la pierden, debiendo solicitar otra, con las esperas que esto conlleva. Si bien comprendemos que es justo el reclamo de los médicos, no así la medida para hacerse escuchar, pues perjudica directamente a los usuarios, que necesitan de la atención médica y cuyo estado de salud no entiende de paros ni medidas de fuerza.