Paysandú, Viernes 12 de Septiembre de 2008

NO FUE UNA MUERTE MÁS

Particular reacción de adolescentes salteños por fallecido en siniestro

Locales | 05 Sep El domingo, entre las 7 y las 8, una camioneta atropelló a una moto 50 cc. en la esquina de 19 de Abril y Arregui, en Salto. A causa del siniestro, falleció aplastado por las ruedas un jovencito de 16 años, Camilo Correa, y resultó seriamente herido su acompañante, todavía internado a causa de las heridas.
El conductor de la camioneta, un joven de 22 años de edad, llamó desde su celular al 911, dio aviso y se fue a su casa, a cuatro cuadras del lugar, por 19 de abril.
La policía concurrió al lugar del accidente, constató los hechos y detuvo al conductor en su casa. Fue interrogado por la jueza Beatriz Larrieu, quien lo dejó en libertad «sin perjuicio», es decir, que en cualquier momento lo podía llamar de nuevo.
La reacción de los estudiantes del Liceo Nro. 3 de la Zona Este salteña al que concurría Camilo Correa y los compañeros de fútbol del club Parque Solari fue hacer, el mismo domingo, un «escrache» frente a la casa y comercio de la familia del conductor del vehículo. Al grito de «asesino», los chiquilines pintaron la calle con leyendas alusivas al joven conductor de la camioneta y en recuerdo a su compañero de liceo, según publicó Diario Cambio. Hoy viernes, aún continúa lo que se denominó la «vigilia» estudiantil en reclamo de justicia en el caso de Camilo. Día y noche, los jóvenes estudiantes -y algunos jóvenes y adultos que no pertenecen al liceo ni al club ni tienen vínculos con los estudiantes- estuvieron en la esquina de Bilbao y 19 de Abril.
INVESTIGACIÓN Y ANAÁLISIS
La jueza declaró a los medios que «se está investigando» todo lo atinente al accidente, en el cual se dan varias características que dificultaron al fiscal hacer una acusación formada. Se está a la espera de análisis de laboratorio de la sangre de la víctima y del conductor de la camioneta, porque hay distintas versiones que hablan de ingesta de alcohol en ambos casos.
También se maneja por la justicia el hecho de que la camioneta venía por la calle de la derecha y la moto por la izquierda, por lo que tendría preferencia el cuatrirrodado.
La jueza aclaró que no se tomó resolución aún «porque hay que determinar de quien fue la responsabilidad del accidente», detallando que «la camioneta venía por la derecha, pero el conductor tenía más alcohol en sangre que el permitido» (trascendió que sería 2,8, cuando 0,8 es el máximo). Larrieu dijo que recién la semana próxima habría más elementos para que sean manejados fundamentalmente por el fiscal, que es quien acusa. Por ahora, el delito en que habría incurrido el conductor de la camioneta es «omisión de asistencia», aún cuando llamó al 911. Pero no terminó aún la investigación.
El prolongado «escrache» y la por momentos violenta situación que se vivió frente a la casa del conductor, determinó que la Policía tenga una custodia permanente en el lugar, con entre tres y diez efectivos, según la hora y la concentración de jóvenes.
A MANDAR AL LICEO
El director del liceo, profesor Diego Fernández, habló con los estudiantes en esa esquina, convocándolos a calmarse y pensar en el verdadero problema: «cada uno de nosotros puede hacer algo por la memoria de Camilo, aparte de pedir justicia. Cada vez que veamos un compañero nuestro que va a salir en condiciones ina decuadas en un vehículo decirles pará: no manejes, no salgas». Uno de los estudiantes le preguntó si insinuaba que Camilo estaba tomado, y otro le dijo que «vaya a mandar al liceo, acá estamos manifestando nosotros», según publicó Diario Salto digital. Según una versión periodística, Fernández habría recibido un golpe con una botella plástica en la cabeza. Y los muchachos siguen allí.
La muerte del jovencito por el siniestro de tránsito movilizó a los jóvenes a protestar contra el que consideran responsable. El Estado, en su versión nacional y departamental, actúa aparentemente con las herramientas legales y reglamentarias con que cuenta.
Uno de los aspectos que se manejaba en Salto en estos días está vinculado a si los adolescentes, a los 16, o a los 15 -como es en Paysandú- y dadas las condiciones de «diversión» que hay hoy en la mayoría de las reuniones sociales y bailables de los jóvenes, donde la ingesta de alcohol muchas veces está presente, no lleva a considerar algunos ajustes en la concesión de licencias de conducir. También había preocupación por lo que puede pasar en estos casos, considerando este antecedente. El Estado y los padres, al ser demasiado permisivos, son quienes determinan estas situaciones, se escuchó en varios comentarios de vecinos y en algunos estudiantes.


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