Nacionales | 06 Sep Se agotó el diálogo
Parecía que la cosa venía un poco mejor y que los empresarios comenzaban a entenderse con el gobierno, pero a Juan Mailhos se le dio por hablar y, literalmente, «se pudrió todo».
El episodio, según informa «El País», se suscitó durante un debate sobre negociación colectiva organizado por la Comisión de Legislación Laboral de la Cámara de Diputados. Cuando le tocó el turno de hacer uso de la palabra, Mailhos —asesor de la Cámara de Comercio— se despachó contra el gobierno asegurando que el diálogo «es una fachada» y que el Ejecutivo terminó por «imponer lo que pretendía».
El dirigente empresarial refirió a una «desconsideración sistemática» del gobierno hacia los empresarios, al momento de considerar la política laboral y aprobar leyes de fuero sindical o de tercerizaciones. Especuló con la existencia de «identidad ideológica» entre el gobierno y las gremiales, y dijo que los empresarios ven cómo sus intereses son avasallados.
Respecto al proyecto de ley de negociación colectiva (motivo de la reunión), los empresarios opinaron que el articulado exhibe «omisiones expresas» que afectan el derecho a la propiedad, a los bienes de la empresa, y a la libertad de comercio. Señalan que la norma no posee cláusulas de paz y no menciona el derecho al trabajo (de los obreros que no apoyan los paros). «La cena la pagan los empresarios», intervino el asesor de la Cámara de Industrias, Gonzalo Irrazábal.
Mailhos siguió con su andanada de críticas y dedicó un breve segmento a la ley de ocupaciones.«Los empresarios vamos a la negociación para generar condiciones de paz general, pero el proyecto de negociación colectiva no lo tiene en cuenta», dijo.
Mientras tanto, con cara de pocos amigos, el coordinador del PIT - CNT Juan Castillo seguía con atención las apreciaciones de los empresarios. Sin embargo, quien intervino en representación de la central obrera fue el abogado Mario Pomatta, quien recordó que el capítulo referido a las ocupaciones ya fue retirado del proyecto. Dijo entender por qué los empresarios se sienten excluidos del diálogo, porque los trabajadores experimentaron la misma sensación cuando fueron suspendidos los Consejos de Salarios.
«No oí a ningún empleador quejarse porque no había negociación colectiva. Les servía», dijo Pomatta y rechazó los «objetivos mezquinos» del corporativismo.
Historia «a medida»
Mientras los estudiantes esperan ansiosos por una «historia oficial», el gobierno, la oposición y los militares, siguen peleándose por los contenidos de los programas educativos y empecinados en divulgar una historia «a la medida de sus intereses».
No obstante, el nuevo programa de historia para sexto año escolar («historia reciente» incluida) ya fue aprobado, y por ahora habrá que conformarse con una versión muy oficialista de lo sucedido durante los años ‘60 y ‘70.
Según el mismo matutino, el presidente de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados, Juan José Bruno, dijo que su sector discrepa con el nuevo plan porque prioriza la posición histórica del gobierno de turno.
«No estamos de acuerdo con un programa que esté sesgado a la historia oficial, a efectos de justificar determinados posicionamientos históricos de los integrantes del hoy partido de gobierno», opinó. Mientras tanto, el vicepresidente de la Comisión de Educación del Senado, Ruperto Long, insistió en que el tema de la historia reciente debe ser abordado con responsabilidad y opinó que el proceso seguido para la elaboración del programa «no ha dado las garantías del caso».
«Una historia sesgada es peor que no enseñar nada», sentenció. La posición de la Coordinadora de Centros Sociales de las Fuerzas Armadas es mucho más reticente y sus integrantes acusaron a figuras del actual gobierno de ser los verdaderos culpables de la desestabilización en los años ‘70.
Tiene quien lo defienda
La controversia generada por el nuevo programa para sexto año escolar también llegó a las autoridades de la Educación y fue el consejero de Primaria, Oscar Gómez, quien se encargó de defender sus contenidos.
«Yo que tengo más de cinco décadas vividas quiero decir que en la época que iba a la escuela, historia reciente era la de Corea y la estudiábamos», recordó Gómez y dijo que en aquel momento a nadie se le ocurrió protestar.
«Tampoco puede llamar la atención que acontecimientos que han sacudido la opinión pública, la sensibilidad y hasta las raíces culturales del Uruguay, sean objeto de estudio en las escuelas urbanas y rurales de todo el país», agregó.
En representación del oficialismo, el senador comunista Eduardo Lorier manifestó su total acuerdo con el nuevo programa.«Creo que es necesario abarcar (la historia reciente) en toda su complejidad y en toda su comprensión», opinó.