Locales | 07 Sep Soy un ciudadano y contribuyente de este departamento que —por requerimientos propios de mi actividad— frecuentemente me veo en la necesidad de realizar trámites ante la Dirección de Tránsito y Transporte de la Intendencia Municipal, dependencia a cargo del Ing. Agr. Carlos Fábregas. Lo cierto del caso es que es una constante, en esta oficina, la desorganización, la mala atención y la demora en los trámites, con claro perjuicio a los derechos e intereses no solo de los administrados, sino aún de la propia Administración municipal. Los trámites se demoran en exceso, siempre hay colas y largas esperas, la atención es pésima y prácticamente solo existe una funcionaria eficiente que, por tal razón, se encuentra desbordada de trabajo. Si a ello se agrega que no hay criterio para resolver los problemas que a diario se presentan, la situación es peor y el problema todavía mayor.
A manera de ejemplo, tras largas colas se nos deriva a las cajas que se encuentran enfrente, donde hay que volver a sacar número para ser atendido, multiplicando innecesariamente la pérdida de tiempo, cuando bien podría instalarse una caja al costado del mostrador para centralizar allí los cobros derivados de las gestiones relativas al numeroso parque automotor de nuestro departamento. Pero este tipo de soluciones deben venir «de arriba», de las autoridades electas por el pueblo y de los técnicos (deseablemente idóneos en relación a la materia) en lugar de tener que ser sugeridas por los usuarios del servicio, que son los que lo sufren y —por si fuera poco— lo «bancan ...».
En los tiempos que corren, donde el tiempo es un bien cada vez más escaso y la informática y los criterios de buena administración aparecen como herramientas indispensables para una buena organización, resulta deplorable que en la Dirección de Tránsito del Municipio sanducero tales elementos brillen por su ausencia y que —como frutilla de la torta— la Oficina tenga a su frente, en lugar de un técnico especializado en materia de tránsito, a un agrónomo (especializado en temas relativos al campo), seguramente colocado allí por «cuota política», de triste memoria en los cargos gerenciales que anteriormente ocupó (léase la ex «Calpa»), que por lo antedicho resulta —a ojos vista— claramente incompetente para ese cargo. Es de esperar que la presente —que tras criticar pone de manifiesto un grave problema de los usuarios y contribuyentes, pero a la vez aporta alguna solución— no sea ignorada por las autoridades de turno, ejecutivas y de contralor, que tantas veces pierden el tiempo en tareas que no les son propias, descuidando lo que es propio de la materia municipal.
Contribuyente mal atendido y ofuscado