Paysandú, Sábado 13 de Septiembre de 2008
Opinion | 09 Sep Aunque todo indica que seguirá por bastante tiempo en alto nivel, aparentemente ha bajado «la espuma» de los precios de los commodities, para dejar paso a un valor más o menos ajustado a mercado, de la misma forma que está ocurriendo con el petróleo.
Según evalúan los observadores de la economía internacional, en las últimas semanas se ha observado esta depreciación en los valores de las materias primas, en tanto se prevé un ajuste en los márgenes principalmente en la agricultura y la lechería.
En el caso de nuestro país, al desplome de los granos y al ajuste de los valores de los productos lácteos, se ha sumado una retracción de las compras de carnes de Rusia y Europa, tras pagar precios muy altos.
Igualmente, todavía no resulta fácil discernir si hay una tendencia firme, pero este descenso es un anuncio de que estamos ante ajustes como consecuencia del reacomodamiento de valores en el mercado internacional como impacto de la desaceleración en mercados que eran insistentes compradores a muy buenos precios. Claro que en el caso de Uruguay no ha sido todo rosas para los productores del agro, desde que los altos precios de sus productos de exportación han tenido la contrapartida de un dólar depreciado, por lo que las cotizaciones no se han trasladado en toda su magnitud al productor, teniendo en cuenta que los dólares rinden cada vez menos en pesos, que los insumos han aumentado su cotización en dólares y por lo tanto también los costos.
Todavía no se perciben señales de alarma en cuanto a una reversión significativa del escenario, pero evidentemente deben ya modificarse cálculos y previsiones basados en precios que hasta hace poco parecían inamovibles en su tendencia ascendente.
Ocurre que una cosa son las cotizaciones internacionales y otra el acomodamiento de precios hacia lo interno, por lo que es comprensible que este desfasaje ya esté inquietando a los productores. Entre éstos, exportadores y funcionarios se prevé que la reducción en los márgenes que se está dando resulte manejable, pero consideran que la baja en el precio de los insumos pueda demorar por lo menos varios meses o un año, lo que acarrearía distorsión apreciable a los operadores.
Según da cuenta el diario «El País», el subsecretario del Ministerio de Economía y Finanzas, Ec. Mario Bergara, señaló que la baja de precios podría afectar la rentabilidad de los exportadores, aunque previó que la caída —medida en dólares— «será moderada».
En la misma línea, el presidente del Banco Central del Uruguay, Walter Cancela, advirtió respecto a que una caída en la demanda internacional podría traducirse en un enlentecimiento del crecimiento para el año que viene, en tanto operadores del sector agropecuario coincidieron en que la caída de precios preocupa porque «es más bravo que bajen a la misma velocidad» los costos.
Ello indica que los márgenes van a ser más justos de lo que se prevía hasta hace unos meses, por lo que resultaron oportunas las ventas que se realizaron a futuro para asegurar costos.
Y si bien se espera que por este arrastre bajen los valores de los fertilizantes, acompañando a los combustibles por la baja del petróleo, todavía es prematuro considerar que también se reduzcan próximamente en la misma proporción los fletes y algunos precios internos que tienen facilidad para subir cuando las condiciones internacionales los empujan, pero no a bajar en la misma proporción cuando la cosa se da al revés.
Asimismo parece haberse superado la cresta de la ola de precios de exportación para la carne uruguaya, y el escenario de muy elevados precios comenzó a revertirse. Tampoco es esta una situación para preocupar en el corto plazo, y en lo que refiere a los lácteos, todo indica que se ha superado la tendencia alcista y se percibe ya un declive en los valores internacionales, lo que a la vez se traduce en que hay una mayor oferta en el mercado local.
Todos estos elementos distan de ser definitivos, todavía, pero dan la pauta de la volatilidad de mercados en los que el Uruguay es neto toamdor de precios, y de lo aventurado que resulta formular previsiones sobre escenarios inestables, como lo hace el gobierno al presentar una Rendición de Cuentas con explosivos aumentos de gastos fijos basados en una bonanza coyuntural, que ya está dando las primeras muestras de reversión. Esta actitud facilista y electoralista es parte lamentablemente de la historia del Uruguay, y este gobierno no ha sido la excepción, pese a lo que ha pregonado insistentemente, para desventura de los ciudadanos.
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