Locales | 07 Sep Con una muy buena respuesta de público, la banda local «Madera» presentó su show en el teatro Florencio Sánchez. Fue un gusto que los sanduceros merecíamos darnos desde hacía tiempo, porque se trata de una propuesta musical novedosa, llevada adelante por músicos de larga trayectoria a nivel local pero que hasta ahora no se había presentado en su propia ciudad, aunque sí en dos festivales internacionales. Fue un espectáculo cuidado hasta en sus últimos detalles y para el que se trabajó durante más de un año.
Para quienes todavía no lo sepan, digamos que «Madera» es una banda de alt country (o country alternativo), un subgénero de la música country que proviene (y citamos el programa impreso que se entregó en la entrada) de dos raíces opuestas: la música country norteamericana tradicional, y el country rock. Si al ingresar en la sala muchos se asombraron por la cantidad de instrumentos que se veían sobre el escenario, es porque se trata de un estilo que requiere sonoridades acústicas, en este caso sobre una base roquera de guitarra, bajo y batería. Excepto el baterista Pablo Dalmás, en «Madera» todos tocan más de un instrumento. Álvaro Ojeda canta y toca guitarra acústica, mandolina, bouzuki (cordófono de origen griego) y armónica; Andrés Bazzini, toca violín y mandolina; Eduardo Campanella, bajo eléctrico y acústico, Javier Gómez teclado, acordeón y lap steel, y Eduardo Langón diferentes guitarras. Todos esos sonidos, sumados a la poesía de las letras y las imágenes que se proyectaron durante todo el show, fueron una verdadera fiesta para los sentidos. Proyectadas a un ritmo vertiginoso, esas imágenes mostraron desde famosos personajes de historietas como Tin Tin o Lucky Luke (entre muchos otros), hasta logos y marcas de diversos productos de hace varias décadas, pasando por afiches de viejas películas, tapas de discos, paisajes urbanos y rurales, carreteras, coches, animales, chicas sensuales y muchas cosas más, acordes a la canción que sonara en ese momento. El conjunto producía en el espectador una mezcla de gozo y nostalgia. Para quien esto escribe, la propuesta funcionó también como un homenaje a la cultura de masas, a la contracultura de los años 50 y 60, y a los movimientos que vinieron después.
Las historias contadas en cada tema fueron presentadas por Ojeda, autor y compositor de todo el repertorio, con una breve reflexión. Puso énfasis también en el esfuerzo del grupo por transmitir una buena energía. La intención, según el programa, era compartir un viaje de música, poesía e imágenes. Y vaya si se logró. Luego de interpretadas las 12 canciones del programa original, la comunicación entre artistas y público motivó varios bis.
También en el programa se pudo leer que el grupo halló inspiración en una frase del cantante Phil Och, que sostiene que en épocas difíciles «la única protesta auténticamente verdadera es la belleza». Sin ser ajenos a los males de este mundo, estos músicos decidieron ir tras esa meta, y con este memorable concierto, producto del talento y el esfuerzo suyo y de los técnicos que los apoyan, parecen haberla alcanzado. Ojalá que en el futuro se los vea más seguido en los escenarios sanduceros.