Locales | 09 Sep Ayer se presentó formalmente el programa de actividades del XIV Encuentro con el Patriarca y la IV Semana del Ideario Artiguista, programación que en general presentó EL TELEGRAFO en su edición de ayer, y que va desde el lunes 15 al martes 23 de setiembre.
En la presentación participó la intendenta interina Helena Heinzen, la directora de Cultura de la comuna, Nelly de Agostini, el asesor municipal Roberto Ceriani y el presidente de la Asociación de Aparcerías de Paysandú, Eduardo Bonilla.
Más allá de lo habitual en estos casos, de conmemoración de la gesta artiguista y las formas que los sanduceros encontraron para recordar al prócer, se destacó la perseverante iniciativa de los integrantes de las aparcerías criollas en «ir un poco más allá de la Meseta y llegar hasta Purificación». Ese fue -una vez más- el interés mencionado por Bonilla, en cuanto realmente el campamento artiguista, después convertido en la capital de la Banda Oriental, fue Purificación, a orillas de El Hervidero, un sitio que se conserva en la historia como la fuente de las posturas gubernamentales y estadistas del prócer y donde los paisanos del siglo XXI querrían ir a conmemorar la gesta.
UNAS 90 APARCERÍAS
El doctor Eduardo Bonilla anunció a EL TELEGRAFO que serán «casi 90 aparcerías las que estarán aquí ese fin de semana», refiriéndose a la marcha a caballo que sale a las 7 del viernes 19 desde avenida Italia y Enrique Chaplin y llega a la meseta al mediodía del domingo 21.
Se trata de una actividad de características únicas en el país. Tan es así que este año participarán delegaciones de 17 departamentos uruguayos, y una representación de Bagé, Brasil.
El importante crecimiento que tiene cada año la semana artiguista y la marcha final indican también el enraizado sentimiento criollo que hay en Uruguay, de mayor forma en el Interior, que reconoce en estas actividades un homenaje y recordación a José Artigas y la convocatoria que tiene su figura a punto de cumplirse 158 años de su desaparición física y a casi 190 años de que gobernó desde Purificación.
Allí, en El Hervidero, «el Excelentísimo Señor Protector de la mitad del nuevo mundo estaba sentado en una cabeza de buey, junto a un fogón encendido en el suelo fangoso de su rancho, comiendo carne del asador y bebiendo ginebra en un cuerno de vaca. Lo rodeaba una docena de oficiales vestidos con ropas gastadas, en posición parecida y ocupados en la misma tarea que su jefe. Todos fumaban y charlaban ruidosamente. El Protector estaba dictando a dos secretarios que ocupaban en torno de una mesa de pino, las dos únicas sillas que había en toda la choza y esas mismas con el asiento de esterilla roto», según contaron a mediados de 1815 los hermanos Juan y Guillermo Parish Robertson en sus Cartas del Paraguay. Y asombrados recordaron que «para completar la singular incongruencia de la escena, el piso del departamento de la choza (que era grande y hermosa) en que estaban reunidos el general, su estado mayor y sus secretarios, se encontraba sembrado de ostentosos sobres de todas las provincias (distantes algunas de ellas 1.500 millas de ese centro de operaciones) dirigidas a Su Excelencia el Protector».