Rurales | 10 Sep MONTEVIDEO (Por Mariela Bello). No es novedad que los uruguayos seamos testigos que productos no tradicionales obtengan premios por su calidad.
El caso del vino principalmente en su variedad Tannat, los quesos artesanales y ahora el aceite de oliva, por nombrar algunos, son ejemplo de lo dicho.
Todo esto justifica cuando a nivel empresarial, se insiste hasta el cansancio en que en un mercado competitivo y globalizado como el de hoy tenemos que apostar a la calidad.
Lo más probable dado lo que nos viene ocurriendo con determinados productos no tradicionales es que ese plus que no es nada fácil de lograr, nos dé la oportunidad de encontrar un lugar en el mercado internacional para exportar en pequeña escala pero a mejor precio.
Hay veces que la máxima de Le Corbusier «menos es más», parece encastrar perfectamente con nuestro futuro donde cada vez más estamos jugados a las PYME.
En tal sentido, la cuestión de la calidad parece estar unida a la imaginación y a la perseverancia como se vio en Mendoza no hace muchos días, cuando dos empresas uruguayas que producen aceite de oliva fueron reconocidos entre 250 productos de 14 países, a poco de haber salido al mercado.
«Colinas de Garzón», la línea de aceites de oliva extra virgen de Agroland, obtuvo las distinciones «Gran Prestigio Oro» para su blend Bivarietal y «Prestigio Oro» para el Trivarietal, durante la segunda edición de Olivinus, el único concurso internacional de aceites de oliva que se realiza en Sudamérica, Centroamérica y el Caribe. El otro aceite se llama Olivar del Virrey y lo produce Zarmel, un emprendimiento familiar de Colonia.