Paysandú, Miércoles 24 de Septiembre de 2008
Rurales | 18 Sep MONTEVIDEO (Por Pablo Blanc). La labor del cabañero en las exposiciones muchas veces pasa desapercibida, pero indudablemente es fundamental para el éxito de la cabaña y el desempeño del reproductor.
Oscar Fernández conoce muy bien de todo esto. Desde hace varios años su trabajo en la cabaña sanducera «La Elisa» de Walter C. Romay en la zona de La Tentación, no pasa desapercibido, y con los implementos para dejar al toro en excelentes condiciones, accedió al diálogo con EL TELEGRAFO.
«El trabajo es duro», reconoce. «Todo el año preparando a los animales para llegar a este momento, y donde después de elegir a los mejores, venir a competir con lo mejor de la genética».
La tarea previa a la preparación del animal no es sencilla. «Primero se eligen por los datos de EPD, bajo peso al nacer y posteriormente ver como se mantienen, si evalúan bien o pueden tener un crecimiento de más en la genética del padre».
En definitiva, se procura llegar a datos bajos para lograr un buen nivel de reproductor, y así obtener buen semen o comercializar el animal». Un día en el Prado «es puro nerviosismo», de acuerdo a lo que comenta Fernández. La previa es muy fuerte, porque trabajamos el año entero y llegar a la pista y lograr un Gran Campeón o reservado es lo más importante». Con la brillantina para armarle el pelo al animal y un armador de cola y patas, Fernández conversaba con nosotros, mientras no desatendía lo que sucedía en la pista, esperando el momento de pasear ante el jurado los toros de «La Elisa», aguardando un buen resultado.
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