Opinion | 29 Sep En los últimos cinco años las remesas de dinero a Uruguay aumentaron un 86,1% y pasaron de los 72 millones de dólares en el 2002 a los 134 millones de dólares el año pasado, según las cifras del Informe del Barómetro de las Américas 2008.
El documento señala que si bien el crecimiento es «impresionante», se espera que la cifra continúe aumentando. De acuerdo con el economista de la Universidad de Montevideo, Fernando Borraz, es probable que el 15% de los uruguayos emigren en el futuro.
Según el informe, el 29% de los uruguayos que tienen entre 16 y 25 años, son los más propensos a emigrar, mientras que la cifra disminuye seis puntos porcentuales, un 23%, entre los que tienen de 26 a 35 años y desciende al 17 entre los que tienen entre 36 y 45 años.
Añade que casi 4 de cada 10 hogares, un 3,58%, reciben las remesas. De ellos, casi la mitad, el 46%, una o más veces por mes, el 15%, una vez, cada tres meses, el 17%, semestralmente y el 12%, una vez al año.
Estas cifras revelan dos grandes realidades, muy cercanas si tenemos algún familiar o amigo que emigró. Por un lado, la economía familiar de muchos hogares uruguayos siguen necesitando del aporte proveniente del exterior. A esto hay que sumar «los paquetes», especialmente con ropa, que se envían desde el exterior.
En Paysandú existen familias que se sustentan casi completamente con las remesas recibidas desde el exterior, o logran mejorar su nivel de vida gracias a estos envíos. Otros envían dinero para concretar en un futuro proyectos, como una casa o negocio propio.
Por otro lado, la emigración continúa produciéndose, especialmente en los jóvenes capacitados.
Es que muchos jóvenes siguen sin encontrar la rápida y necesaria respuesta a sus necesidades en el mercado laboral uruguayo. Lograr revertir esta situación llevará varios años, siempre y cuando se apueste a la inversión y el desarrollo de micro, pequeños y medianos emprendimientos, que aumenten la producción nacional.