Paysandú, Jueves 02 de Octubre de 2008
Locales | 26 Sep Desde su apertura en mayo de 2006 hasta la fecha, más de 600 personas han utilizado las instalaciones del refugio nocturno «La heroica». Los usuarios son personas en situación de calle por violencia doméstica –mujeres con hijos— y problemas económicos, pero no aparece el crónico de calle. Las instalaciones suelen estar completas y si bien el refugio posee la capacidad de absorber un cupo extra, en algunas oportunidades el servicio se ha saturado.
Uno de los requisitos para ingresar al refugio nocturno es poseer documentación, por lo que si el usuario no la posee, se le ayuda en su tramitación. No obstante, la higiene y el respeto son primordiales también. «Uno de los requisitos es mantener las normas de higiene y el decoro. Algunas les cuesta más, otros les cuesta menos», explicó a EL TELEGRAFO la coordinadora del refugio nocturno «La Heroica» y del Centro de Atención a la Violencia Doméstica, Laura Rodríguez.
Señaló que actualmente los usuarios no tienen problemas en cumplir con los requisitos, pero al comienzo del funcionamiento no fue así. «Eso ocurría más bien cuando empezamos. De las 635 personas que vinieron (desde su apertura en mayo de 2006 hasta el pasado viernes 12), un 8% no aceptaron las normas de convivencia e higiene. El primer año fue el 12%, ahora ya nos da el 8%», indicó Rodríguez, perita en violencia doméstica.
Los usuarios que necesitan reciben prendas de vestir y ropa de cama. En general, los usuarios por violencia doméstica salen de sus casas sin llevarse nada, mientras que las personas en situación de calle suelen perder sus bolsos.
Admitió que no aparece el crónico de calle: «Es una población diferente, donde no aparece el crónico de calle. Lo que aparece es una población errante, que tiene sus vínculos familiares deshechos, por las razones que sean: patologías psiquiátricas, adicción a las drogas y al alcohol, divorcios, y gente que viene en tránsito en busca de empleo. Pero como norma general, son vínculos familiares prácticamente inexistentes». Se procura restablecer esos vínculos familiares.
El promedio de permanencia son unos tres meses, aunque hay un caso puntual que, por no tener otros recursos, hace más de un año que está. Se trata de un hombre mayor que espera la obtención de asistencia a la vejez. Destacó que quienes acuden al refugio lo hacen «con una decisión clara de progresar, con un concepto claro de que esto es un lugar de tránsito».
En los casos de violencia doméstica, se recurre porque «esa mujer con los niños no puede volver a la casa. Durante el trámite judicial, pueden estar acá o en la Unidad Especializada. El tema es que una vez que el juez adopta las medidas y se las comunica al victimario, que correspondería el reintegro al hogar de la mujer, ella no puede ir porque se sigue sintiendo en riesgo», indicó
Pero la mujer víctima de violencia doméstica y sus hijos logran restablecer mucho más rápido las redes solidarias. «Las amigas, los parientes, auxilian y está un promedio de 15 días acá», añadió.
crónicos de calle
En el caso de los denominados «crónicos de calle», se han implementado procedimientos de búsqueda. «En invierno se salió a buscarlos. Se salió a llevar la cena, se ofrecen viandas también. La ropa y el baño también se les provee. Se entregaron mantas cuando el ministerio las repuso. Se entregaron colchoncitos», señaló.
Este invierno no encontraron personas durmiendo en la calle, salvo dos que no eran de Paysandú. «El resto, aparentemente, están todos ubicados. Aunque Paysandú es grande y nosotros buscamos por los lugares tradicionales», dijo.
Muchos llegan derivados por la Policía, el Ministerio de Desarrollo y el Hospital Escuela del Litoral. También han recibido llamadas de la población avisando de personas que se encuentran en la calle. Han llegado además personas derivadas de otros departamentos y países de la región.
al máximo posible
El refugio posee un cupo de convenio para 30 personas. «Pero se ha extendido en la medida que fue necesario, hasta 50 la noche de la tormenta fuerte en San Félix. Esa noche fue, por un lado, un shock saber que había que absorber ese impacto pero, por el otro, aquella sensación del deber cumplido, que estuvo todo bien, que fue bien atendida y que todos los usuarios colaboraron», dijo la coordinadora.
«Siempre estamos llenos, pero también con la capacidad de poder absorber un cupo extra», añadió. Sin embargo, se han visto colmados. «A veces terminantemente no hay lugar, o puede ocurrir que haya alguna crisis interna, porque no es un paraíso esto. Donde conviven tantas personas con tantas diferentes problemáticas, y con tan diferentes edades, y además mixto. A veces hay gente que tiene patologías severas y no conviene aglutinar. Cuando consideramos que el servicio está saturado, lamentablemente no se puede ingresar porque se pone en riesgo el resto de la población (del refugio), pero en la medida de las posibilidades y generalmente se trata de ofrecer el servicio a quien lo solicite», explicó.
En casos de crisis, profesionales brindan contención emocional y atención médica, y se cuenta con el apoyo policial. No obstante, aclaró que en una sola oportunidad ocurrió un hecho de violencia y nunca hubo daños materiales.
Adictos, un tema
Los adictos en recuperación son «todo un tema». Afirmó que «el adicto en recuperación está en permanente demanda de atención, de afecto. Como complemento de la contención emocional, tenemos una serie de talleres en donde intentamos que por medio de la expresión, del canto, del dibujo, de la cocina, se pueda buscar otras formas de expresarse y revincularse para que el ser humano se fortalezca. Eso es muy lindo».
Los usuarios comienzan a llegar a las 16, algunos incluso esperan en la puerta la apertura del local, especialmente aquellos que tienen definido un proceso de recuperación. «Porque no quieren estar en la calle. Lo que nos indicó claramente que teníamos que animarnos a bosquejar un proyecto para la atención diurna del consumidor problemático que quiere recuperarse, y estamos en eso», dijo.
más que comida y cama
En el refugio se trabaja para dar más que una cama y comida para los usuarios. Estos, además de la obtención de su documentación, reciben ayuda en la elaboración de currículum para presentar en lugares de empleo y un informe de su conducta en el refugio. Destacó que algunas empresas procuran empleados en el refugio en época de zafra, así como productores rurales. Algunos usuarios han terminado siendo funcionarios del refugio, colaborando con su propia experiencia. Señaló que el egreso ha sido rápido, si no no hubiera sido posible el paso de más de 600 usuarios por el refugio.
La colaboración de los usuarios en la limpieza y mantenimiento del refugio se pudo apreciar durante la visita de EL TELEGRAFO. «La colaboración es permanente, asumen responsablemente todas las tareas. La limpieza y la elaboración de la cena la hacen los usuarios, además hay una señora que cose, y hay dos hombres que están iniciando un emprendimiento de una panadería», dijo Rodríguez, quien se emociona al hablar de los resultados y las experiencias recogidas en el refugio. «Es muy esperanzador, los cambios del ser humano son totalmente posibles», afirmó.
La coordinadora agradeció la solidaridad del pueblo sanducero que aporta muebles y ropa, la inversión inicial y los aportes permanentes de la comuna, y al Ministerio de Desarrollo Social que paga el funcionamiento.
Asimismo, solicitó la donación de una máquina de coser, retazos y otros materiales para elaborar artesanías, así como elementos de dibujo y pintura para los microemprendimientos que se están iniciando.
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