Paysandú, Sábado 04 de Octubre de 2008
Policiales | 28 Sep Tiene 19 años y el 20 de este mes se preparaba, seguramente como otros jóvenes, para disfrutar de una noche de sábado. Viajaba junto a un amigo en su automóvil por 18 de Julio. Al pasar Luis Batlle Berres, estacionaron, como en tantas ocasiones anteriores, junto a una estación de expendio de combustible, para dirigirse a la casa de su amigo. Como siempre, dejaron el automóvil estacionado por 18 de Julio y atravesaron la playa de la estación, hacia la finca citada, ubicada por Batlle Berres, pero cuando ya terminaban de hacerlo y estaban a pocos metros de su destino, fueron interceptados por otros dos jóvenes.
«Nos pidieron un cigarro o una moneda» recuerda. Su compañero les respondió que no tenía ninguna de las dos cosas y continuó su camino, pero él se demoró un instante. Uno de los individuos le aplicó un puntapié, al que respondió con un golpe de puño. El joven que lo había agredido quedó caído en el suelo, mientras el otro se retiró.
PIEDRAS Y BALDOSAS
«Cuando levanté la mirada hacia la otra estación de combustible ubicada calle por medio, vi avanzar hacia mi a un grupo de jóvenes, al parecer amigos de los otros dos» detalla. Observó que portaban trozos de baldosas y piedras. Al acercarse, le recriminaron a gritos que hubiera golpeado a su amigo para, inmediatamente después, comenzar a arrojarle piedras.
«Estaban tan cerca, que yo pensé: si me doy vuelta, algunas de las piedras puede pegarme en la espalda o la nuca, por lo que decidí dirigirme hacia ellos» recuerda. Como respuesta, los individuos se separaron, abriéndose en torno suyo en forma de abanico para encerrarlo y comenzaron a agredirlo. Eran nueve o diez. Pese a la superioridad numérica de sus agresores, intentó defenderse e incluso alcanzó a aplicar un golpe de puño a uno de ellos, pero, por fuerza de su propio impulso, cayó encima de él.
EN LA CABEZA
«Cuando intenté pararme rápido, me pegaron una pedrada en la cabeza». El trozo de baldosa lo alcanzó en la frente, encima de la ceja izquierda. Sin ver aún la sangre, pero mareado por efecto del golpe, intentó retirarse. «En ese momento, una de las piedras que me arrojaban rompió uno de los vidrios de la estación de nafta y, al escuchar el ruido, las personas que estaban en el bar de la esquina salieron y los individuos se fueron corriendo». El grupo de agresores se dispersó, separándose para huir por 18 de Julio en direcciones opuestas. Su amigo, que había presenciado lo ocurrido desde escasos metros, no alcanzó a participar de la reyerta. Apenas alcanzó a empujar uno de los jóvenes que lo agredían. «Es que fue todo muy rápido» explica. «Al menos para mí pasó todo muy rápido» añade.
Sin advertir que había recibido una pedrada en la cabeza, su amigo discutía con dos de los individuos que aún permanecían en el lugar.
«Le grité para que se diera cuenta, ya que yo estaba un poco mareado. Recuerdo que pensé ‘si caigo al suelo, puede que me sigan pegando’. Todavía no sabía que estaba lastimado».
LLEGA LA POLICÍA
No alcanzó a perder el conocimiento y el empleado de la estación, conocido suyo y de su amigo, solicitó la presencia de la Policía. «Los policías alcanzaron a detener a cuatro que habían tomado por 18 de Julio en dirección al centro, caminando, sin siquiera preocuparse por escapar. Eran menores y declararon que no había pasado nada, mientras que los otros, al parecer mayores, habían logrado huir por 18 de Julio rumbo a plaza Artigas. Al darme cuenta que estaba sangrando, fui al baño de la estación e intenté lavarme la herida». Su amigo lo trasladó hasta el servicio de urgencias de Comepa, en donde le limpiaron la herida pero no pudieron cerrarla —ya que se había desprendido la piel— hasta la mañana siguiente, cuando debió concurrir nuevamente al centro asistencial para ser asistido por un cirujano.
Cuando en la comisaría le preguntaron si radicaría denuncia penal de lo sucedido, respondió afirmativamente, confiado en que obtendría resultados.
-«ANDA NOMÁS»
«Como hoy nadie le presta atención a estas cosas, pensé que una denuncia penal era lo mejor» razonó. La Justicia dispuso que fuera visto por el forense, por lo que el día siguiente debió concurrir a la sede judicial para ser examinado por el médico.
«Me miró un poco y me dijo ‘andá nomás’», y desde ese momento no ha recibido ninguna novedad respecto al avance de la denuncia presentada. «Nunca me llamaron para nada».
No fue esta la primera vez que él o sus amigos se ven involucrados en un incidente de tales características. «El tramo de avenida Brasil desde plaza Colón hasta plaza Artigas prácticamente no se puede transitar a pie durante los fines de semana. Frente a un local bailable de plaza Colón, se llena de grupos de jóvenes en actitud agresiva que tratan de sacarte una moneda o lo que puedan».
Estima que «la Policía hace lo que puede, ya que la mayoría de los involucrados son menores y no tiene elementos para hacerles algo». De todas formas, considera que debe existir alguna solución. «No puede ser que todo quede así nomás», puntualizó.
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