Paysandú, Sábado 04 de Octubre de 2008
Opinion | 01 Oct La cartelería vial es de suma importancia para el ordenamiento del tránsito porque brinda información fundamental a los conductores para la toma de decisiones. Dado que esta información tiene que ser comprensible tanto para los residentes como para el turista ocasional, y legible desde dentro de un vehículo en movimiento, en todo el mundo existen ciertas características que se repiten en su estructura y diseño. Un cartel ilegible, ya sea de día como de noche, que requiera demasiada concentración al momento de leerlo o que sea solo comprensible para el conocedor, no sirve y además es un factor de distracción que aumenta los riesgos de accidentes.
Tal es el caso de los nuevos indicadores instalados recientemente en la avenida costanera Norte, así como los elevados sobre avenida Italia en el acceso a la ciudad. En ambos casos se aprecia el énfasis en el aspecto decorativo sobre la función, por lo que termina siendo algo «lindo pero inútil».
Respecto a los carteles sobre la costanera, es claro que la intención era destacar y homenajear a nuestros coterráneos Los Iracundos y Aníbal Sampayo, a la vez de complementar con alguna información sobre las vías de acceso al puente internacional. Pero, lamentablemente, a la luz de los faros de un automóvil en la noche no se ven y en el caso del plano expuesto próximo a la sede de Caru, el trazado de las líneas que representan las calles, así como las referencias, son demasiado delicadas para leerlas en movimiento.
En avenida Italia, el problema es que las letras no guardan relación la superficie del soporte, así como difieren los caracteres entre las distintas leyendas, lo que dificulta la lectura y hace que se confunda con el paisaje existente detrás del cartel.
En ambos casos se usó pintura común, cuando tratándose de indicadores destinados a los conductores, es imprescindible que sean reflectivos.
La Intendencia cuenta con un equipo de diseñadores profesionales de vasta trayectoria que, es de suponer, entienden de estas cosas. Quizás estos errores se deban precisamente a que la mente creadora está enfocada únicamente en lo estético, olvidando el destino y uso final de los diseños, que muchas veces se ven muy bien en la pantalla de la computadora pero en su entorno definitivo no cumplen con los requisitos más básicos.
Para no caer en equívocos, solo hay que ubicarse como usuario y analizar el proyecto desde ese punto de vista. Y, por otra parte, no inventar la rueda y prestar atención a cómo se hace en otras partes del mundo, para no terminar gastando en cosas que no sirven.
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