Paysandú, Sábado 04 de Octubre de 2008
Locales | 03 Oct El barrio Obreros Unidos está formado por unas sesenta familias, con alrededor de trescientas personas. Como en todos los barrios, su gente hace de todo: hay albañiles, obreros, policías, soldados, algunos municipales y gente que vive «de changas». Ocupa dos calles paralelas a la avenida Salto, la 85 e Industrias, desde Enrique Chaplin al Norte.
«Las aguas servidas recorren todo el barrio y terminan en esta canaleta», mostró a EL TELEGRAFO uno de los vecinos del barrio, Leonardo Rissotto, señalando el canal que bordea calle Industrias.
El agua que corre en su mayoría es de desagües de pluviales, pero «también hay agua de desbordes de pozos negros, porque acá hay gente que no puede pagar el servicio de la barométrica, y en la reunión hubo quien dijo que tenía el pozo lleno».
El olor es fuerte y el color de un verde muy desagradable, pese a que la lluvia limpió en parte. «Pero siempre queda el agua estancada en los costados de la calle o en los pozos, y lo que preocupa es la salubridad, porque esto es una acumulación de aguas servidas».
«Es agobiante e insalubre», insistió el vecino. La recorrida por el barrio de cuatro o cinco manzanas chicas, fue más de lo mismo.
Si bien las calles internas no tienen cunetas, el agua se estanca en pozos o se desliza lentamente en hilos que van acumulándose hasta llegar a la cuneta.
PREOCUPACIÓN
POR LOS GURISES
«Son unos ocho mil metros cuadrados que ocupa el barrio, y casi todas las casas son en terrenos propios», contó Rissotto, agregando que el problema de los pozos negros «es grave, porque están uno al lado del otro, las filtraciones son grandes, y los desbordes van a parar a la calle. La única manera de solucionar esto es haciendo una red cloacal», afirmó.
En 2005 el barrio votó algunas mejoras en el Presupuesto Participativo (PP). Se sugería hacer cordón cuneta, pero aparentemente las condiciones de la calle no lo permitirían. Se hizo entonces una serie de alcantarillas para que los vecinos pudieran ingresar a sus hogares, y se le dio un tratamiento bituminoso a las calles del barrio. «Ahora presentamos otro proyecto al PP, va con el número 60», dijo Rissotto mostrando el talón de constancia de la inscripción. Otra de las preocupaciones de los vecinos, además de la salud y «la cantidad de mosquitos que hay», es la seguridad de los gurises. Hay más de 150 en el barrio, casi todos chicos, «y ya varios han caído en la cuneta. Yo mismo saqué a uno que estaba caído en la alcantarilla frente a mi casa», contó. «Son gurises, y andan corriendo y en bicicleta. Cuando llueve mucho, esto queda todo inundado y no se ve». La carta que los vecinos firmaron y entregaron a EL TELEGRAFO, también se la hicieron llegar al intendente Julio Pintos.
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