Paysandú, Martes 07 de Octubre de 2008
Locales | 03 Oct La Intendencia concretó este año la transformación de seis merenderos en Faroles Comunitarios, centros en los que además de brindarse alimentación, ahora cuentan con actividades de educación física, educación no curricular, salud y talleres de cultura, buscando llegar a toda las franjas de la población de los barrios en los cuales se encuentran.
El director de Promoción Social, doctor Mario Córdoba, señaló a EL TELEGRAFO que los Faroles Comunitarios buscan «crear dignidades, integración, autoestimas fuertes, deseos de participar y encontrarse. El planteo central fue cómo hacer para la inclusión integradora. Es decir, en aquellos lugares donde estábamos o íbamos a ir, pudiéramos hacer algo en que los técnicos hicieran cosas que florecieran para incluir e integrar a aquella gente que había sido excluida durante cinco generaciones», dijo.
El proyecto de Faroles Comunitarios se gestó en la Unidad de Gestión Social de la Intendencia. «El discutir en primer lugar el para qué de cada uno de los servicios que íbamos a impulsar. En ese para qué, acordar que el objetivo principal que nosotros tenemos es la integración social. De ahí que, si bien cada dirección tiene otros programas y proyectos, se priorizaba este que teníamos que implementar en conjunto», señaló la coordinadora de Promoción Social, profesora Adriana Imperial.
El nombre Faroles Comunitarios surge de la idea de iluminar, ver a las personas y mostrar caminos. Desde su concepción, se plantearon cuatro temas generales hacia los cuales mirar: salud, educación no curricular, cultura y actividades físicas. Se procuró entonces que cuatro técnicos trabajaran juntos, ayudándose, en las distintas franjas de la población –niños, adultos y adultos mayores—, llegando a cada hogar y sus diferentes integrantes de múltiples formas.
La idea fue coordinar actividades que ya se tenían e incorporar otras. «Sentíamos que teníamos actividades sueltas, desperdigadas, sin conexión. El profesor de educación física va a tal lado y tiene cinco chiquilines, y en el merendero tenemos 80 que van solo a tomar la leche y después se van para su casa», añadió.
SEIS FAROLES
Los Faroles Comunitarios se desarrollan en los barrios Los Eucaliptos, Curupí, Norte y La Chapita-Nueva York y Chaplin —que hoy funciona en IC 16 por razones locativas—. Esos cinco lugares fueron implementados desde la Intendencia, complementándose con el de Vista Hermosa, propuesto y votado en el Presupuesto Participativo.
El proyecto se comenzó a implementar en los lugares donde funcionaban los merenderos, que se fueron transformando en Faroles Comunitarios. Se apuntó en primer lugar a los niños, que ya estaban convocados por la merienda. «Pero además de compartir la merienda, van a trabajar con un maestro o maestra en la educación no formal. Es decir, en algún momento se prioriza el apoyo a las tareas escolares pero no es solo eso, sino que también el maestro trabaja con todo lo que tiene que ver con la socialización, integración, hábitos, manualidades, paseos, encuentros», explicó Imperial.
Con la maestra también trabaja un profesor de Educación Física. «Trabaja más que nada por la integración, participación, por crear espacios de encuentros. Organizan desde caminatas hasta encuentros deportivos, campamentos y paseos», añadió.
A esto se sumaron talleres de Cultura, en función de las características de cada lugar y de las demandas de los niños, inicialmente. En casi todos los Faroles Comunitarios hay dos y tres talleres, como percusión, arte circense, teatro, canto, manualidades, plástica y expresión corporal.
Se buscó también fortalecer el vínculo con los funcionarios de la salud, que en algunos casos se encuentra en el propio centro o en una policlínica de la zona. Además, si en la zona existen Centros Comunitarios de Educación Infantil, se trabaja en forma conjunta. «Lo ideal es un trabajo muy cercano, y planificando acciones conjuntas. Así han surgido experiencias muy lindas de abordar problemáticas del barrio, temas de interés para las distintas personas que se acercan a este farol, e iniciativa de hacer encuentros y eventos, que son producto de todo un proceso, que son elaborados allí mismo», indicó la coordinadora.
Se realiza una tarea interdisciplinaria, donde los técnicos planifican las tareas en conjunto. «Para conocer esa comunidad en la cual están insertos, y para planificar un trabajo que tenga en cuenta los diferentes aspectos», dijo Imperial, quien destacó el papel que cumplen los funcionarios que suministran la alimentación, quienes muchas veces son referentes para los niños y los participantes del lugar.
CAMBIO PAULATINO
La Intendencia efectuó un cambio paulatino porque «en primer lugar se necesitaban importantes recursos para la contratación. Implica técnicos que se contratan en las diferentes áreas, pero además lograr la concepción de trabajo que se busca», señaló Imperial. El primer Farol Comunitario conformado fue en la zona del Velódromo, donde el merendero que allí funcionaba tenía avances por la tarea que desempeñaban maestros. «Este año sentimos que fue el año que pudimos darle impulso al programa, y que el intendente definió para contratar la cantidad de gente necesaria para trabajar en este programa. Es decir que en este momento nosotros sentimos que están instalados y que ahora es un gran trabajo y una gran responsabilidad de las diferentes direcciones profundizar el trabajo», sostuvo.
Córdoba señaló, como resultado de la tarea, la mejora en la escolaridad de los niños que asisten al centro que funciona en la zona del Velódromo. «La mayoría de los gurisitos del Velódromo estaban cuestionados en su andar en la escuela, y el año pasado la escolaridad fue excelente y ninguno quedó repetidor. Ese es el resultado y la confirmación de que no andamos errados», aseguró.
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