Paysandú, Martes 14 de Octubre de 2008
Rurales | 10 Oct El grupo productivo «Los Horneros» de Colonia Ross de Oger en el departamento de Paysandú, integrado básicamente por hijos de colonos, procura obtener un campo del instituto para explotarlo optimizando los recursos productivos.
El grupo se constituyó en setiembre de 2006, en ocasión de realizarse en Quebracho el congreso de ministros. En esa oportunidad solicitaron audiencia con los representantes del Poder Ejecutivo, con el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, José Mujica y el titular del Instituto Nacional de Colonización, ingeniero agrónomo Gonzalo Gagero. Luego de constituido el grupo, se reúnen en forma mensual, logrando posteriormente la asistencia del «Proyecto de Desarrollo Comunitario Rural», durante seis meses. Oportunamente, colaboran en el fortalecimiento del grupo y en la elaboración de un perfil destinado a la presentación ante el INC, como aspirantes a tierras, una psicóloga, un ingeniero agrónomo y la pasante del Instituto Nacional de Colonización, ingeniera Andrea Cabrera.
Realizados todos estos pasos, se presentan ante las regionales de Paysandú y Salto, registrándose como grupo aspirantes. Están integrados a la «Sociedad Fomento Rural de Ross de Oger», siendo sus miembros delegados en diferentes oportunidades en las mesas regionales de Desarrollo y ante Mevir.
Dentro de la comisión zonal de desarrollo que funciona en Quebracho y luego en la Mesa Departamental de Desarrollo, representan al grupo y la sociedad de fomento en diferentes oportunidades.
El grupo está integrado por Fernando Hourcade, su esposa Evelyn Bertinat y tres hijos, Juan Mauricio Bassin, su esposa Ana Cecilia Tringenchú y la pequeña Micaela, Gregorio Noel Fernández y Kattleen Bertinat, y Matías Manito y Silvia Inés Trigenchú.
expectativas
Integrado por matrimonios jóvenes que viven en los predios de sus padres, tienen expectativas de crecer en el sector agropecuario, pero ven complicada su permanencia debido a la insuficiente superficie que explotan.
Consultados por EL TELEGRAFO, reconocieron que «si bien los padres para evitar la migración favorecen la creación de un pequeño capital, es insuficiente para solventar la constitución y crecimiento de una familia, con un nivel de vida digno; se trata de economía de subsistencia sin posibilidad de crecimiento». Por otra parte, el desarrollar sus capacidades en las labores rurales, acompañando a sus padres para sobrevivir las crisis del sector de los últimos 20 años, «nos impidieron desarrollar habilidades y conocimiento, que nos garanticen una inserción aceptable en la zona urbana».
Algunas de las limitantes que les preocupan a diario, son «el acceso a la vivienda, que de por sí es dificultoso y la remuneración adecuada para vivir dignamente en la ciudad, garantizando la calidad de educación de los hijos».
ganas de trabajar
Si en algo se destaca este grupo, es en las ganas que tienen para superarse y de crecimiento en sus vidas. «Son hijos de productores de la zona que se conocen desde la infancia y poseen en común los valores de trabajo, dignidad y honradez», sostienen quienes los conocen.
Los cursos, jornadas y capacitaciones les han permitido desarrollar una visión común del proceso productivo, que los une en compromisos y expectativas.
«Todos conocimos las dificultades de endeudamiento de nuestros padres, la lucha por la subsistencia, la insuficiencia de los predios para sostener familias de más de un hijo, que culmina en el éxodo a la ciudad de los hermanos», explican los integrantes del grupo. En el diálogo con EL TELEGRAFO aclaran que «todos hemos formado familias que se ven limitadas en sus posibilidades de crecimiento». Citan el caso de Fernando, quien vive «en 15 hectáreas arrendadas, realizando quesería, huerta y apicultura pero con tres hijos pequeños, que más tarde o más temprano necesitarán otras oportunidades».
propuesta
Integrantes del grupo «Los Horneros» efectuaron una descripción del proceso productivo que pretenden implementar.
Respecto a la producción de carne, todos los miembros del grupo aportarían unos 20 novillos cada uno de 340 kilos de peso, totalizando 80 reses. El propósito es producir 108 kilos de carne, llevándolos a 450 en un plazo de seis meses. Teniendo en cuenta los pagos semestrales de renta, esta categoría y este proceso «nos permiten cumplir con esa obligación». Entienden que esta meta «puede ser alcanzada con un aprovechamiento racional de las pasturas, utilizando el alambrado eléctrico». De igual manera, «la implantación de praderas la planificamos para el segundo año asociada con trigo».
Respecto a la producción agrícola, se consideran 50 hectáreas de agricultura con la siguiente rotación de cultivos: trigo-girasol, trigo con pradera de lotus y achicoria. Agregan que el financiamiento «lo podemos obtener en Copagran o Terra Nova, considerándose los costos de financiamiento en la proyección».
Finalmente, explicaron que es necesario «levantar 1.000 metros de alambrado perimetral (siempre refiriéndose a la obtención de un campo que fue licitado oportunamente, y cerrado en noviembre de 2007, de una fracción ubicada frente a la escuela de Santa Kilda. La mano de obra es aportada por los integrantes del grupo.
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