Paysandú, Miércoles 15 de Octubre de 2008
Locales | 10 Oct Sencillo y decidido a crecer profesionalmente, está sorprendido por las buenas cosas que le ha tocado vivir en poco tiempo. Carlos Mignaco es un joven de 19 años, oriundo de Merinos, que desde su preadolescencia no hace más que hablar de radio.
Precisamente, ese medio de comunicación fue su inspiración y lo que una vez resultó un simple juego de niños se transformó rápidamente en algo real. De pronto, algo aceleró sus posibilidades de trabajar en una radio en la ciudad: se enteró que una FM local necesitaba un operador. Su ingreso a una radioemisora de la capital sanducera ocurrió con astronómica velocidad y, desde hace seis meses, parte de su sueño se ha convertido en realidad.
Carlos dice no extrañar su comunidad, pero en su relato aparecen permanentemente reminiscencias de su pasado infantil y adolescente. Desde chico sintió una marcada predilección por la radio, hasta que a los quince años se armó su propia radio comunitaria en Merinos, que tuvo por casi cinco años. Al emprendimiento lo dejó en enero de este año, cuando se vino a Paysandú. Comenta que por aquellos años le gustaba la parte técnica. «Escuchaba mucha radio de Guichón y emisoras argentinas. Creo que eso fue moldeando mis gustos y mi perfil».
«Cierto día me llegó el comentario de que Latina FM –radio en la que actualmente estoy trabajando–necesitaban gente. Entonces vine, hice una prueba e ingresé el 23 de enero. Eso significó mucho para mí, porque hay mucha gente trabajando en esto y no imaginaba que se me diera tan rápido. No olvido de dónde vengo y no me veo preparado para hacerlo». Recuerda sus primeros días al aire: «primero arranqué en la consola, con un miedo terrible; pero la aceptación y el cariño de la gente y el apoyo de los compañeros te lo hacen más fácil». En cuanto a la adaptación, Carlos sostiene que es más fácil para quienes vienen de la campaña adaptarse a la ciudad, que para los de esta ir a vivir al campo. «Creo que quizás sea por la falta de servicios, como por ejemplo de medios de transporte», sostiene.
La meta de Carlos es seguir estudiando, para poder avanzar en esto que tanto le gusta. Afirma que haber trabajado en una discoteca «me permitió entender parte del lenguaje técnico. Cuando estudiaba en Guichón, donde cursé los seis años del secundario, visitaba día por medio una radio y aprendía a operar la consola. Por eso todo me resultó mucho más fácil». Desde que se vino a la ciudad, solo regresó el 25 de enero a su casa natal y acá vive en la casa de un familiar. De acuerdo a lo que le está pasando, cree que los sueños pueden concretarse con trabajo y con esmero. «Hay que prepararse y convencerse de que hay que estudiar. Hoy la tecnología ayuda mucho». Hasta el momento nunca tuvo una mala experiencia, «pero la primera vez que salió al aire me comían los nervios. Recuerdo que hablaba y la voz me temblaba, pero por suerte lo pude superar2.
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