Paysandú, Jueves 16 de Octubre de 2008
Locales | 12 Oct «Rosh Hashaná, el comienzo del año, no es una festividad exclusiva del judaísmo sino una universal, pues es el aniversario de la creación del universo, y especialmente de la aparición de la especie humana», explicó a EL TELEGRAFO el licenciado Yehuda Ribco, profundo conocedor de las costumbres judías, quien participó en las festividades cumplidas en Paysandú, junto a los alrededor de 200 miembros de la comunidad local. En Uruguay habría unos 15.000 judíos y en el mundo unos 15.000.000.
Los judíos celebraron la llegada del año 5769 con un rito que «es idéntico a la de hace milenios atrás», y según Ribco «el Eterno (Dios) ha estipulado que la nación judía celebre este día de manera particular, sin por ello disminuir su valoración universal»,
Detalló que «es un día de introspección, de reflexión, de reencuentro con el prójimo, de regocijo, de compromiso, de anhelo por vivir con responsabilidad para con uno mismo, para con el prójimo y para con el Creador». Según la profesión de fe, «esto es así, pues ha sido designado como el día del juicio de cada ser humano, pues el Eterno en el aniversario de nuestro nacimiento valora nuestra conducta a lo largo del año». En base a esto, los creyentes «debemos esforzarnos en descubrir nuestra verdadera identidad, alcanzar una correcta apreciación de nuestro ser, auto valorarnos adecuadamente, con nuestros defectos y virtudes, para de ese modo hacer un compromiso con la finalidad de ser constructores de shalom (paz, integridad)».
DE LA MISMA FAMILIA
Aclaró especialmente que «el judaísmo no es una religión sino una pertenencia a una gran familia que tiene su origen en los tres patriarcas hebreos. Se ha continuado sin interrupción desde hace cerca de 4.000 años hasta esta fecha. Es una gran familia, con una forma de vida espiritual particular, que ha dictado el Eterno en su sagrada Torá (Pentateuco). Ciertamente que no todos los miembros de esta familia actúan por completo en sintonía con esa forma de vida, pero no por ello dejan de ser parte de la familia».
Diez días más tarde del inicio del nuevo año, la nación judía celebra el Día de la Expiación (más conocido como del Perdón), o Iom Kipur. «En esta fecha el manantial de gracia celestial es derramado para la nación judía, y por su intermedio para toda la humanidad. Es un día de reencuentro con la mejor esencia de cada uno», dijo el entrevistado.
Asimismo, los judíos asumen «el compromiso fundamental es abocarnos a ser constructores de shalom, para lo cual debemos ubicarnos con precisión en nuestra posición actual».
Esto es, según Ribco, «saber dónde estamos parados, qué hemos hecho, qué nos quedo en el tintero, qué quedamos debiendo, qué debemos mejorar, qué debemos reforzar, que debemos alentar».
Antes de despedirse, Yehuda Ribco deseó «a todas las personas un buen año, dulce, de bie-nestar, de luz, de bendición. Que sepamos ser constructores de shalom, cada uno de acuerdo a la identidad espiritual que le ha sido designada por el Eterno. Que todos colaboremos en nuestra sagrada tarea de ser constructores de un mundo mejor, tal como Dios manda, por su gloria».
LA CELEBRACIóN
El año nuevo, que empieza con la puesta del Sol, anima a 10 días de reflexión que culminan con el Iom Kipur. Rosh Hashaná es un período de comidas y celebraciones que incluyen una manzana cubierta de miel para simbolizar un dulce Año Nuevo. Se celebra el primero y el segundo día de Tishrei.
En la víspera de Rosh Hashaná se encienden las velas y se recitan las bendiciones correspondientes. El primer día de año nuevo, antes del encendido de las velas, se coloca en la mesa una fruta nueva de estación y, en el momento de recitar la bendición, se tiene presente mentalmente esa nueva fruta.
La primera noche de Rosh Hashaná es costumbre desearse mutuamente: Leshná Tová Tikatev Vetejatem, que significa: «para un buen año, que sea inscripto/a y sellado/a».
En Rosh Hashaná es costumbre comer alimentos que simbolizan dulzura, bendiciones y abundancia. En la primera noche se moja la Jalá (pan trenzado) en miel, se dicen bendiciones y luego se come un trozo de manzana que también se remoja en miel. Otras costumbres incluyen comer la cabeza de un pescado, granadas y zanahorias.
El sonido del Shofar, un particular cuerno, es el precepto central y más importante de la festividad. Se lo hace sonar en el Beit Hakeneset (sinagoga) durante los dos días de la festividad. Después del rezo de la tarde, se acostumbra ir a una fuente de agua natural, río o mar y se recita el texto del Tashlíj. El agua simboliza la bondad de Dios; los peces representan los ojos del Creador, que siempre se encuentran abiertos velando por sus creaciones. Esta costumbre tiene como objetivo despertar la misericordia divina y simboliza el deshacerse de los pecados. El Tashlíj se realiza los dos días de la festividad de año nuevo judío.
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