Paysandú, Viernes 17 de Octubre de 2008

Recibimos y publicamos

Locales | 12 Oct Cuando la cultura asusta
El pasado domingo 28 de setiembre se entregaron en el patio central de Mac Center Shopping los certificados enviados por la empresa Guinness de Londres, Inglaterra, a los que hace ya un año en el edificio leímos durante 224 horas corridas en voz alta y continua, más de 70 autores nacionales y departamentales, logrando de esa manera una marca mundial en esa maratón, récord aún no superado en ninguna parte del mundo. Fuimos un grupo de amigos que junto a Graciela y Martín, propietarios de una librería en el mencionado centro comercial, donde se planificó esa competencia y se firmaron los contratos respectivos con la empresa Guinness. No es sencillo lograr el aval y luego el reconocimiento de esa firma de récords, ya que exigen un sinnúmero de puntos y exigencias que no muchos están en condiciones, por diferentes motivos, de cumplir. Récords hay muchos en el mundo o gente que cree que superó determinada marca de tiempo o cualquier otra condición que acredite un récord, pero muchas veces no es reconocido por la empresa Guinness.
En setiembre del año pasado, quien firma ésta, junto con 5 compañeros sanduceros más: Edith Díaz, Yolanda Batista, Silvina Carbone, Natalie Dantaz y Milton Nan, dejamos nuestras habituales tareas diarias y nos dedicamos en exclusividad a lograr este récord y cristalizar el desafío propuesto. No fue fácil, dormíamos fuera de los horarios habituales, comíamos en horarios en los cuales teníamos posibilidades de hacerlo, en fin, todo dependía de los horarios que teníamos que dedicarle a la lectura y a apoyar al compañero que teníamos que sustituir en la maratón.
Esa utopía se logró en parte, ya que las verdaderas utopías —como decía nuestro escritor Eduardo Galeano— nunca se deben cumplir en su totalidad: «La utopía es como el horizonte, está ahí, caminamos 10 pasos y el horizonte se nos corre 10 pasos, caminamos 15 pasos y la utopía se nos corre 15 pasos». Entonces le preguntaron al escritor para qué sirve la utopía y Galeano contestó: «Para eso, para caminar». Creo que caminamos bastante y lo más importante fue que hicimos caminar a otros, ya que mientras nosotros leíamos en sala de conferencias, abajo en el patio central del Centro Comercial, niños de diferentes escuelas también lo hacían, acompañándonos en la maratón, como también lo hizo un grupo de chicos no videntes a través del Braille.
Es mi deseo aclarar a título personal y también del grupo, que no se persiguió ningún fin económico ni comercial de ninguna índole, simplemente lo hicimos por amor a la lectura y al libro como soporte de transmisión de cultura. Jorge Luis Borges decía, «nos vamos haciendo grandes por lo que leemos, no por lo que escribimos». Esa fue la idea, crecer un poquito más incitando a otros, sobre todo a los más chicos a que nos imitaran, haciéndoles recordar que es a través de los libros que nos hacemos contemporáneos de otras personas y ciudadanos de otros países.
Como corresponde, se invitó a la entrega de los certificados a todas las empresas que nos auspiciaron y apoyaron, y por supuesto a toda la jerarquía de la Intendencia Departamental de Paysandú. Mucha gente se congregó en el Mac Center Shopping esa tardecita en la que presenciaron un evento cultural: la actuación impecable del Coro Suizo y una demostración de lo que es el tango bien bailado por una hermosa pareja. Con respecto al apoyo y presencia de la Intendencia, brilló por su ausencia como suele decirse, ni un solo funcionario asistió a este evento. ¿Será que a este gobierno, como a tantos otros, la cultura ni les interesa? O digo más, ¿los asusta? ¿Será que no quieren gente lúcida que tenga espíritu crítico en el momento que se necesita? ¿Será que les asusta la gente que piense por motu proprio? O quizás la cultura sea una minoría poco redituable en votos. Un festival de rock o de cumbia tal vez sea más redituable políticamente. En la cabalgata a la Meseta de Artigas, por supuesto no faltó nadie. Al contrario, sobraban. Cuando hay asado y bebida gratis a discreción, no se sabe de dónde salen tantos funcionarios, y de Artigas solo está el monumento, ya que si aún viviera, a muchos de los que van a homenajearlo todos los años les reprocharía en la cara por cómo han traicionado todos sus ideales hasta la fecha.
En fin una verdadera vergüenza, ni la directora de Cultura se dignó a concurrir. Nadie.
«Nos han dominado más por la ignorancia que por la fuerza». Simón Bolívar. Esto lo expresó hace casi 200 años, pero ¡qué vigente su pensamiento! Carlos J. Antón


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