PAYSANDÚ INTERIOR

Locales | 17 Oct Espontáneo y alegre, tiene una particular sonrisa, propia de un hombre que ama las cosas simples de la vida. Estrechar su mano devela instantáneamente su decidido interés por seguir cosechando amigos. Antonio «Tono» Di Perna tiene 45 años, está casado con Alejandra y son padres de Maira, de 6 años.
El chamamé y el campo o la radio y la música litoraleña son su pasión, pero el grito del sapucai es su sello. «Tonito» aceptó la propuesta de EL TELGRAFO, para hablar de cosas de su vida, desde sus primeras idas al campo hasta la grabación de un disco.
Confesó su predilección por la música litoraleña, que comenzó a descubrir a muy temprana edad. «Desde chico siempre fui al campo —al «Medieval»— en Celestino» y se sintió muy interesado en aprender de las actividades campestres. «Cuando uno quiere aprender algo acude a quien está en eso; al peón, al paisano, al capataz, al gaucho, que son los que están en contacto con los animales y las cosas del campo y son los que en definitiva te pueden enseñar. Es como un albañil, primero pregunta como se hace la mezcla y cómo se encara el trabajo, después seguramente consultará al arquitecto y se instruirá en una carrera o en algunos estudios», comentó.
«Siempre me atraparon esos entornos, siempre me gustó escuchar al peón y al capataz, aunque de todos modos me faltó mucho por aprender. Los fogones también me han permitido interiorizarme de las historias de campo, las leyendas en esas tertulias interminables que se arman después de comer. Uno va captando y se contagia de todo eso, en las campereadas, cuadreras, yerras y jineteadas; es la mejor manera de interpretar la filosofía de vida del hombre de campo. Así dediqué muchos años de mi juventud, mientras estudiaba Preparatorios para después ingresar a Facultad de Agronomía, pero sufrí un problema de salud —del que me tengo que cuidar hasta ahora— y no pude continuar con la carrera. En tiempo de vacaciones recuerdo que iba mucho al campo, eran buenos tiempos».
En relación a su experiencia artística Di Perna contó que «en 1984, cuando ingresé a trabajar en Veterinaria Volpe —lógicamente un trabajo bien relacionado con el campo— conocí a Juan Carlos Mársico, que era vendedor de una empresa. Este muchacho hacía unos tres meses que había organizado a unos jóvenes —en radio Charrúa— para conformar ‘Los Sanduceros del Chamamé’. Confieso que a mi me gustaba mucho la música litoraleña, como la de ‘Los Hermanos Cuestas’. Por aquel tiempo no estaba muy difundida esa música por estos pagos. A mí me encantaba el sapucai, creo que el ‘nació’ con el conjunto ‘Ivotí’ por el año 1982, a través de Reinaldo Filipi, que fomentó ese estilo. Eso me estimuló mucho, comencé a pegar unos gritos y andaba probando solo en el campo. Sé que no grito igual, pero me gusta y lo hago. Al principio fue una sorpresa para muchos. Causaba disconformidad en algunos, mientras otros me daban manija. Cierto día, Mársico le comentó a ‘Pico’ Malgor que había formado un grupo y que le faltaba un sapucai, y así me convocaron. Fue por 1990, me hicieron una prueba en un ensayo. Ese día quedé impactado al escuchar al grupo: tocaba tan igual a ‘Ivotí’ que me sorprendió. Me aceptaron y me quedé».
Entre los recuerdos más gratos que rescata de ese periplo artístico dijo que «conocí mucha gente y me pude relacionar. Llegué a tener un programa en radio Charrúa —‘Paisajes del Litoral’— que fue inaugurado por ‘Chichí’ Vidiella. Comunicar, emitir música y pasar información me gusta mucho».
Su programa actual, «El Fogón del Tono», que emite Más FM, es la incondicional compañía para mucha gente de la ciudad y el campo. Ese romance con la radio es parte de su vida. Compartir un mate temprano por la mañana y pasar música folclórica le genera un sentimiento muy especial.
Sobre el final de la charla, consultado sobre si el grupo podría reunirse nuevamente, comentó: «No creo que ‘Los Sanduceros del Chamamé’ se vuelvan a juntar. Estuvimos quince años juntos, llegamos a grabar un disco. Pero todo eso forma parte de un interesante pasado. El grupo estuvo integrado por Marcelo Fagúndez en acordeón de tres hileras, Saúl Sosa en acordeón a piano, Miguel Sosa en la voz, Juan Carlos Sosa en guitarra y Ruben Martínez», finalizó.