Paysandú, Sábado 18 de Octubre de 2008
Locales | 12 Oct Hay veces que tenemos actitudes de locos y sin embargo nos parecen normales.
Me refiero a los uruguayos.
¿Querés algunos ejemplos?
1) De un tiempo a esta parte se nos ha dado por inventar verbos.
Agarramos cualquier palabra y enseguida la transformamos en verbo: recepcionar, conveniar, faxear, imelear, chatear, campeonar.
¿Cómo podríamos llamarle a esto que hacemos?
Verbear.
Sí… de eso se trata.
Verbeamos descaradamente sin ponernos colorados.
Porque… ¡mirá que inventamos disparates!
Y después los repetimos en la tele y tá… oficializamos los mamarrachos.
Tanto disparate inventamos, que hasta le damos un toque autóctono.
Fijate, últimamente hemos agregado «nostalgear» o «nostalgiar».
El diccionario diría: «Desempolvar a la patrona y sacarla a bailar un 24 de agosto con intenciones de empolvarla a la vuelta» (de ponerle talco en caso que vuelva transpirada de tanto bailar).
Para completar nuestra riqueza idiomática le sumamos «patrimonear», «patrimoniar» e incluso «patrimoñar».
El diccionario diría: Salir en un fin de semana de octubre a visitar edificios «juliasmöller» que son esos edificios cargados de años pero bien conservaditos, a los que siempre hemos tratado de verle algo y nunca alcanzamos a vichar para adentro.
2) Está bueno patrimoniar.
Ese día los uruguayos nos reencontramos con nuestra historia, con nuestras raíces.
Ese día homenajeamos a ilustres compatriotas. Por ejemplo este año a Eladio Dieste.
Así que yo decidí ir a ver, tocar y sentir la obra más importante que Dieste hizo en la ciudad en la que vivo.
Busqué información y conseguí ubicar en un libro una estupenda construcción con techo abovedado, realizada por este maravilloso ingeniero compatriota. Leí que en ese lugar se puede escuchar caer una aguja sin el aparato que te venden por televisión. Que la acústica es la mejor del país. Y allá fui.
Ese día me enteré que el Estado que resolvió homenajear a Dieste no es el mismo Estado que tenía que preservarlo.
¡No estaba! ¡No estaba la construcción! ¡El Estado, lejos de habilitarla, decorarla, arreglarla y emperifollarla para que pudiéramos patrimonear a gusto… la tiró abajo!
Parece ser que con dinamita y explosiones a manera de festejo sonoro y multicolor el Estado (el otro) derribó la magnífica obra arquitectónica --única en el país-- con certeros cañonazos.
«Hay que explotar convenientemente la figura de Dieste», dijeron.
Alguien entendió mal y explotaron el Centro del Espectáculo.
3) Entonces ayer fui hasta el supermercado a hacer mandados y descubrí algo sensacional.
Descubrí algo que me dejó helado.
En este país no solamente adelantaron los relojes: ¡Adelantaron el almanaque!
¡Llegó Navidad!
¡Sííííí! ¡Festejen navideños uruguayos, festejen!
¡Din, don, dan, din, don, dan llegó Navidad!
Los supermercados y los shoppings ya están llenos de arbolitos, guirnaldas, trineos, sidras, pan dulces y turrones.
O sea: los pinitos los armamos dos meses antes.
Y los desarmaremos un mes después.
Porque el día que tengan que definir a un uruguayo, enseguida del mate y del tamboril van a tener que describir el desgano que nos ataca a la hora de desarmar los pinitos de Navidad. No tanto por el pinito, más bien por tener que aceptar que se terminó la joda. Un sicólogo diría que nos cuesta elaborar el duelo.
Y si armamos dos meses antes y desarmamos un mes después, entonces viejo… sacá la cuenta ¡Nuestra Navidad tiene tres meses, es decir, es una cuarta parte del año!
Y cuando pica febrero llevamos las cámaras de televisión al barrio Sur, ponemos bombitas de colores en 18, arrancamos con el concurso en el remodelado y… ¡cha-chááán! ¡Ha dado comienzo el carnaval más largo del mundo! ¡Tres meses! ¡Ha llegado la segunda cuarta parte del año uruguayo!
La tercera cuarta parte se nos va con mundiales, interpelaciones, olimpíadas, inundaciones, clásicos, sequías, protestas, eliminatorias y creación de nuevos grupos políticos desprendidos de subgrupos que se desgajaron de un grupo despegado de algún grupo más grande.
Es un país frío y con heladas, así que de mayo a julio nos arreglamos para levantarnos tarde (pero no mucho, porque se nos complica para dormir la siesta)
Y enseguida viene la cuarta cuarta parte del año: La nostalgia patrimonial, con vientos fuertes y pronósticos livianos.
¡Ay Uruguay, cuanto más absurdo más te quiero!
4) Este es un país que tanto te esconde la leche como te la tira. Es un país que lo bloquean --como dice el Ñato-- 20 gordas tomando mate dulce en sillas de playa.
¿Te acordás que hace poco los puentes no existían y todo estaba fenómeno? Los argentinos venían, veraneaban, construían, compraban, alquilaban y no existían los puentes.
Este es un país que le ha dado mucha importancia a los puentes, si hasta querían hacer otro entre Colonia y Buenos Aires para disfrute y goce de los piqueteros.
¿Te imaginás si lo hubiéramos hecho?
Ya tendría casas y galpones y lo estarían usando como ciudad dormitorio: ¡Pase y adquiera su solar en el fraccionamiento «El Puente del Piquete»!
Este es un país donde los chorros roban televisores y se los venden baratos a los que se quejan que los chorros roban televisores.
Este es un país que organizó un campeonato de fútbol.
Como uno de los equipos no participó, quedó con un número impar de clubes y tuvo que dejar un cuadro libre todos los domingos.
Después faltó otro.
Este es un país que dejó dos equipos libres por domingo, en vez de hacerlos jugar entre ellos.
¡Ay Uruguay, cuanto más absurdo más te quiero!
5) Imaginate esta escena:
— Viejoooo, el nene está calentito, tocalo a ver si tiene fiebre.
— Seee… me parece que tiene. Alcanzame el termómetro por las dudas.
— ¿Vos no lo agarraste? Hace días que no lo veo ¿no se lo prestaste al vecino?
— No, yo pensé que se te habría quebrado. ¡Qué raro!
Ahora imaginate que esa escena se repite en Salto, en Paso de los Toros y en Juan Lacaze. ¡Comienzan a desaparecer los termómetros de todas las casas!
Es más… desconocidos fuerzan rejas, abren ventanas, rompen puertas y sólo se llevan los termómetros.
Imaginate que al otro día ponés el informativo de la tele y el tipo te dice:
— Una buena noticia para nuestra alicaída economía: Aumentaron las exportaciones de mercurio. En la gráfica podemos observar cómo Uruguay se convierte en el segundo exportador de América Latina y segundo per cápita del mundo llegando a niveles insospechados.
Ahora que ya imaginaste ¿me podrías informar por favor dónde quedan las minas de cobre que tiene el Uruguay?
Yo he recorrido cada departamento de este país, conozco todos sus rincones, sé de sus arroyos y de sus quebradas, de sus cerros y de sus lagunas, de sus industrias y de sus fábricas y nunca pude encontrar una sola mina de cobre.
¿Me podrías decir por favor cómo es que Uruguay es el segundo país exportador de cobre de América, solamente superado por Chile («el país del cobre»)?
¡Es más… hasta donde pude enterarme somos el segundo exportador del mundo per cápita!
¡Uruguay nomá!!
¡Uruguay que no ni no!!
¡Vice campeón del mundo en cobre! ¡Sin Fossati y sin Carrasco!
Entonces me fui a Lavalleja, a Cerro Largo y a Rivera y empecé buscar y a preguntarles a todos lo que iba encontrando.
— Si, don —me dijo un paisano en Pirarajá— yo sé donde hay una mina que cobre.
— ¡Noooo! ¡¡No quiero una mina QUE cobre, quiero una mina DEcobre!!
-- ¡Ah no, eso no se lo que es!
Así que me volví y compré el diario.
En el diario decía que están robando cables por cinco millones de dólares por año.
En la UTE 120.000 metros de cable afanados: ¡24 millones de pesos!
En Antel un millón de dólares por año en cables robados.
Mientras tanto en Ciudad Gótica --decían en la serie de Batman cuando yo era chico-- mientras tanto en Ciudad Gótica las exportaciones de cobre aumentaron en un año un 57,5%, llegándose a recaudar casi dos millones y medio de dólares.
Lo extraño del caso es que no solo que tenemos menos minas que la lista 15, sino que además el cobre que necesitamos para la industria nacional… ¡lo importamos!
¡Hemos inventado la formula perfecta para legalizar el delito!
¡El crimen paga!
¡Paga en cobre!
¡Vaya, robe cobre!
¡Y cobre!
La culpa es del Frente Amplio que no hace nada para evitarlo --dijo un veterano colorado el otro día en una radio.
La culpa es de los blancos —le contestó un edil del Frente—. En el gobierno de Lacalle derogaron la resolución que impedía las exportaciones de cobre. Antes de los blancos estaba prohibido exportar, como en cualquier país que no tenga minas.
La culpa es de los colorados —dijo una dirigente nacionalista—En el 2002 por culpa de un decreto que firmó Alfie y Batlle además de permitirles exportar, les devuelven los impuestos a los exportadores.
Y agarrate.
Ahora resulta que Chile ya tiene comprometida su producción de cobre por todo el 2007.
Es decir, crecerá la demanda desde otros mercados y subirá el precio del cobre en las bolsas de valores.
¡Escondé las fuentes, la cacerola y el tanque del calefón!
Empezá a mirar con ganas los monumentos hechos de cobre porque la semana que viene ya no van a estar. ¡Los estamos exportando!
Y si esto te hace sentir mal, si pensás que es demasiado, si crees que te vas a morir… ¡Ojo! No hagas nada en cobre para tu tumba.
Usá plástico que es limpito y barato y pedí que te saquen los anillos y las pulseras, porque los muchachos también están yendo patrióticamente a los cementerios para que puedan subir las exportaciones.
¡Ay Uruguay, dejame decírtelo otra vez: cuanto más absurdo más te quiero!Por Marciano Durán.
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