Paysandú, Lunes 20 de Octubre de 2008
Locales | 18 Oct COLONIA DEL SACRAMENTO (Especial, por Sergio Fernández). El comentario unánime entre los sanduceros que por estas horas participan en la XXII Feria Nacional de Nacional de Clubes de Ciencia «Sra. Martha May» es el siguiente: ¡qué lejos queda Colonia! Y es cierto. No por obra de la naturaleza, sino a consecuencia de un sistema carretero que no hace otra cosa que ocultar de gran parte de los uruguayos esta verdadera joya de la historia. Parece mentira, Colonia del Sacramento está a 286 kilómetros de Paysandú, pero las más de seis horas de viaje necesarias para alcanzarla hacen que parezcan muchísimos más. Sin embargo, cuando el viajero a punto está de resignarse, la enésima parada resulta ser el destino y el tedio se convierte rápidamente en expectativa por disfrutar de una ciudad sobre la cual mucho se ha escrito pero nunca parece ser suficiente.
Las respectivas ferias departamentales le dieron la posibilidad a 125 clubes de ciencia de todo el país de concluir aquí, en la zona franca coloniense, para competir por alguno de los premios que gracias al aporte de diversas instituciones distribuirá mañana la Dirección de Innovación, Ciencia y Tecnología para el Desarrollo (DICyT), en el marco del Programa de Popularización de la Cultura Científica.
Una organización con pocas fisuras, una correcta distribución de tareas y una ciudad pensada por y para el turismo, hicieron que las más de 500 personas que integran las delegaciones se acomodaran sin problemas durante la jornada previa a la inauguración, en alguno de los muchos hoteles disponibles.
Los once equipos sanduceros llegaron el miércoles por la tarde tras un agotador viaje que incluyó una escala en Durazno, donde se les unieron los representantes de ese departamento. Armaron los estands, fueron sometidos a las primeras evaluaciones y por fin, tras participar en el acto de apertura, pudieron descansar y delinear estrategias de trabajo.
La medianoche del jueves, luego de sortear algunas dificultades (en el hotel no sabían de nuestra existencia), por fin pudimos instalarnos junto a la delegación sanducera en un hotel céntrico y recuperar energías para la primera jornada de trabajo. Pasadas la una de la mañana, una ciudad llamativamente tranquila, aguardaba por otro fin de semana de intensa actividad turística. «El viernes esto se llena», afirman los colonienses.
«Heroica ilusión»
Los sanduceros compiten en las categorías «Colibrí», «Cardenal», «Churrinche», «Chajá» y «Ñandú», las cuales se dividen temáticamente: Social, Tecnológico y Científico. Todos, desde los docentes hasta los escolares, los alumnos del Liceo 3, de la Escuela Técnica y el Instituto Técnico Superior, llegaron a Colonia con muchas expectativas. Los antecedentes pesan. Paysandú obtuvo excelentes resultados en las anteriores ediciones y la sangre nueva pugna por revalidar lauros. El viernes, poco después de las ocho de la mañana, el ómnibus, cambiando adoquines por asfalto a cada momento, trasladó la ilusión sanducera a través de las aproximadamente diez cuadras que separan el hotel de los enormes galpones de la Zona Franca. Afuera, la cambiante arquitectura y los viejos plátanos de la Avenida Artigas nos recordaron los más de 300 años de rica y convulsionada historia que guardan las paredes de la ciudad. Adentro, el mate y los nervios. Comenzaba otra jornada de evaluación.
La imponente presencia de los galpones metálicos de la Zona Franca anunciaron el fin del recorrido. Mientras decenas de óminbus concluían cerca de la entrada y ríos humanos inundaban los abarrotados accesos, representantes de la organización se acercaban a los coordinadores para dar las primeras directivas. Los periodistas recibían su correspondiente acreditación, material informativo e invitaciones para las muchas actividades paralelas que organizaron las instituciones que apoyan la feria. Todos «se pusieron la camiseta» del evento y colaboraron con diferentes aspectos de su desarrollo.
Los estands fueron distribuidos longitudinalmente, en pequeños espacios y por categorías. Cerca de las 10 de la mañana, los pasillos se cargaban de tensión. Los integrantes del jurado se acercaban a los módulos y los integrantes de los equipos explicaban cada uno de los proyectos. Al mediodía, participantes, organizadores y evaluadores, se reunieron en un enorme quincho, almorzaron y luego, tras un breve momento de camaradería, se reintegraron a la actividad. Aun tratándose de un lugar frecuentemente utilizado como parámetro de desarrollo turístico, conseguir una terminal informática para trabajar no fue tarea sencilla.
Además, aquí, como sucede en nuestro querido Paysandú, uno de los métodos más eficaces para cometer suicidio es atravesar una cebra sin mirar hacia los costados. Esta tarde, en el teatro Bastión del Carmen, se llevará a cabo el acto de clausura y se entregarán las menciones. Los sanduceros aguardan con fe. Habrá que esperar el fallo del jurado.
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